miércoles, 8 de diciembre de 2010

Comentario de tabla (página 123)

- Cuestiones:

1. Describe el tipo de fuente utilizada.
2. Identifica las ideas principales, situándolas en su contexto histórico y en el núcleo temático correspondiente.
3. Explica, a grandes rasgos, los conceptos "política exterior activa" e "inestabilidad política".
4. Describe la importancia de los pronunciamiento militares y las revueltas populares durante la construcción del Estado liberal, así como su alcance y consecuencias. Utiliza para ello la tabla a comentar. Describe la evolución de las diversas opciones del liberalismo hasta la Revolución de 1868, así como los instrumentos que utilizaban para conseguir el poder o arrebatarlo.

Comentario de mapa (página 121)

- Cuestiones:

1. Describe el tipo de fuente utilizada.
2. Identifica las ideas principales, situándolas en su contexto histórico y en el núcleo temático correspondiente.
3. Explica, a grandes rasgos, los conceptos "Bienes desamortizados" y "Partido Progresista".
4. Describe el Bienio Progresista, centrándote en el desarrollo de la legislación económica, así como su alcance y consecuencias. Utiliza para ello el mapa a comentar. Menciona la evolución del progresismo durante la construcción del Estado liberal, así como las tendencias políticas que surgen a raíz de éste.

Comentario de texto (página 120)

- Cuestiones:

1. Describe el tipo de fuente utilizada.
2. Identifica las ideas principales, situándolas en su contexto histórico y en el núcleo temático correspondiente.
3. Explica, a grandes rasgos, los conceptos "Milicia Nacional" y "Ley Electoral".
4. Describe la importancia del Manifiesto de Manzanares, así como su alcance y consecuencias. Utiliza para ello el texto a comentar. Describe la evolución política durante la construcción del Estado liberal en España.

DOC. 4 (página 119)

- Cuestiones:

1. Describe el tipo de fuente utilizada.
2. Identifica las ideas principales, situándolas en su contexto histórico y en el núcleo temático correspondiente.
3. Explica, a grandes rasgos, los conceptos "Pronunciamiento" y "Unión Liberal".
4. Describe la importancia de los pronunciamiento militares durante la construcción del Estado liberal, así como su alcance y consecuencias. Utiliza para ello la tabla a comentar. Describe la evolución de las diversas opciones del liberalismo hasta la Revolución de 1868, así como los instrumentos que utilizaban para conseguir el poder o arrebatarlo.

Comentario de texto (página 116)

- Cuestiones:

1. Describe el tipo de fuente utilizada.
2. Identifica las ideas principales, situándolas en su contexto histórico y en el núcleo temático correspondiente.
3. Explica, a grandes rasgos, los conceptos "Concordato" y "Confesionalidad del Estado".
4. Describe la importancia de las medidas acordadas entre la Santa Sede y los moderados, así como su alcance y consecuencias. Utiliza para ello el texto a comentar. Describe la influencia de la Iglesia Católica durante la construcción del Estado liberal en España.

Comentario de texto (página 114)

- Cuestiones:

1. Describe el tipo de fuente utilizada.
2. Identifica las ideas principales, situándolas en su contexto histórico y en el núcleo temático correspondiente.
3. Explica, a grandes rasgos, los conceptos "Milicia Nacional" y "libertad de imprenta".
4. Describe la importancia de las medidas que defiende el Partido Demócrata, así como su alcance y consecuencias. Utiliza para ello el texto a comentar. Describe la evolución de las diversas opciones del liberalismo hasta la Revolución de 1868.

Comentario de gráfico (página 113)

- Cuestiones:

1. Describe el tipo de fuente utilizada.
2. Identifica las ideas principales, situándolas en su contexto histórico y en el núcleo temático correspondiente.
3. Explica, a grandes rasgos, los conceptos "Moderados" y "Progresistas".
4. Describe la importancia del parlamentarismo en España, así como su alcance y consecuencias. Utiliza para ello el gráfico a comentar. Describe la evolución de las diferentes opciones del liberalismo hasta la Revolución de 1868.

Comentario de texto (página 111)

- Cuestiones:

1. Describe el tipo de fuente utilizada.
2. Identifica las ideas principales, situándolas en su contexto histórico y en el núcleo temático correspondiente.
3. Explica, a grandes rasgos, los conceptos "Cortes" y "Ley Electoral".
4. Describe la importancia de la Constitución de 1837, así como su alcance y consecuencias en España. Utiliza para ello el texto a comentar. Describe la evolución del constitucionalismo español durante la primera mitad del siglo XIX.

Comentario de texto (página 110)

- Cuestiones:

1. Describe el tipo de fuente utilizada.
2. Identifica las ideas principales, situándolas en su contexto histórico y en el núcleo temático correspondiente.
3. Explica, a grandes rasgos, los conceptos "mayorazgos" y "libertad de industria y de comercio".
4. Describe la importancia de las desamortizaciones, así como su alcance y consecuencias en España. Utiliza para ello el texto a comentar. Describe la evolución de la política desamortizadora liberal durante la primera mitad del siglo XIX.

Comentario de mapa (página 107)

- Cuestiones:

1. Describe el tipo de fuente utilizada.
2. Identifica las ideas principales, situándolas en su contexto histórico y en el núcleo temático correspondiente.
3. Explica, a grandes rasgos, los conceptos "Convenio de Vergara" y "Pragmática Sanción".
4. Describe la Primera Guerra Carlista, así como su alcance y consecuencias. Utiliza para ello el mapa a comentar. Menciona la evolución del carlismo durante la primera mitad del siglo XIX, así como de las diversas opciones liberales.

Libro referencia de la asignatura de Historia de España de 2º de bachillerato

Para aquellas personas interesadas en los comentarios que en este blog se vienen insertando, os daré a continuación la referencia del libro que estamos utilizando en la asignatura de Historia de España de 2º de bachillerato, con el fin de que podáis acudir a las fuentes de información y, si es de vuestro agrado, realizar el comentario dirigido según la propuesta de examen para Selectividad.
Referencia:

"Historia de España". Editorial Vicens Vives. ISBN 978-84-316-9037-3
Autores: J. Aróstegui Sánchez, M. García Sebastián, C. Gatell Arimont, J. Palafox Gamir, M. Risques Corbella.

Construcción del Estado liberal (1833-1875). Desarrollo.

Os dejo con un buen enlace a una página web ya recomendada y que seguro os ayudará a resolver todas aquellas dudas que os puedan surgir en casa:

http://www.historiasiglo20.org/HE/10.htm

En este caso el link nos dirige al tema referido a la construcción del Estado liberal entre los años 1833 y 1875.

Gracias a la extraordinaria labor del profesor Juan Carlos Ocaña.

Sublevación del cuartel de San Gil

La Sublevación del cuartel de artillería de San Gil fue un motín contra la Reina Isabel II de España que se produjo el 22 de junio de 1866 en Madrid bajo los auspicios de los partidos progresista y democrático con la intención de derribar la monarquía.
El año 1866 fue especialmente difícil para la sociedad española. El crecimiento económico se había paralizado debido a la crisis europea. La situación afectaba a la industria y al ferrocarril. El retraimiento había provocado una salida del capital extranjero que era la base de buena parte de la industria española. El Banco de España se vio con dificultades para hacer frente al pago en moneda de metales preciosos de los billetes de banco, lo que aceleró la preocupación, no sólo de las clases populares, sino también de la clase media y la burguesía. La crisis bancaria precipitó la crisis de la Bolsa de Madrid y, en cascada, de las compañías de seguros que manejaban una parte sustancial de los ahorros de las familias.
La situación social tan grave fue ampliamente criticada por los partidos democrático y progresista frente a la política gubernamental de Leopoldo O'Donnell en plena caída de popularidad de los gobiernos de la Unión Liberal.
Así las cosas, se organizó desde la primavera un movimiento cívico-militar cuyo objetivo era destronar a la Reina. Al frente de la organización militar y desde el exilio se encontraba el general Juan Prim, huido y condenado a muerte desde su último pronunciamiento en Villarejo de Salvanés. Los partidarios de derrocar a la Corona designaron a Ricardo Muñiz como el responsable de agitar a los barrios obreros y pobres de Madrid para acompañar el golpe de estado con una reacción popular. Entre los civiles se encontraba también Sagasta.
Se fijó la fecha del 26 de junio para la sublevación, nombrándose como generales al mando a Blas Pierrad y Juan Contreras, dirigidos por Prim, que debía entrar por la frontera francesa para hacer una proclama en Guipúzcoa y ayudar así al levantamiento de distintas unidades en todo el territorio nacional. La primera unidad en sublevarse ese día debía ser el Cuartel de Artillería de San Gil en el interior de Madrid que, junto con unidades de Infantería, debía tomar el Palacio Real y secuestrar a la Reina.
Los suboficiales sargentos del Cuartel de San Gil eran los que debían reducir a los oficiales el día 26, pero los hechos se precipitaron. Temerosos de ser descubiertos, ya que O'Donnell y el gobierno estaban informados de ciertos movimientos militares en torno al acuartelamiento, se sublevaron cuatro días antes, el 22 con el capitán Baltasar Hidalgo de Quintana al frente consiguiendo su primer objetivo.
Los tres regimientos de artillería se dirigieron hacia el interior de la ciudad camino de la Puerta del Sol al tiempo que animaban a sublevarse al Cuartel de Infantería de Montaña. Durante el trayecto se enfrentaron victoriosos con unidades de la Guardia Civil. Al mismo tiempo, O'Donnell, Narváez, Serrano, Isidoro Hoyos y Zabala, además de buena parte del resto de los generales destinados en Madrid se habían distribuido por la capital ocupando las unidades de artillería que no se habían sublevado para que permaneciesen fieles, así como posiciones defensivas en el Palacio Real.
En la Puerta del Sol estaba previsto que se unieran los milicianos movilizados por los hombres de Ricardo Muñiz, pero las fuerzas leales al gobierno mantuvieron la posición con duros combates durante la noche. Al mismo tiempo, unidades artilleras sublevadas trataron de entrar en el Palacio Real junto con más de mil milicianos sin conseguirlo, al ser detenidos por unidades leales a la Reina, que les dispararon desde el interior de la plaza y del propio edificio.
Una vez los sublevados no pudieron seguir su avance, las tropas de Serrano y O'Donnell efectuaron un plan para ir reduciendo las barricadas que se habían instalado en varias calles de la ciudad hasta cercar a los sublevados en el propio cuartel del que habían partido. El día 23 el edificio artillero estaba cercado y se combatió piso por piso hasta tomarlo por completo en esa tarde.
Las últimas barricadas callejeras fueron asaltadas por las unidades que dirigía el general Francisco Serrano, dando por concluida la sublevación.
Pocos días después, juzgados en consejo de guerra sumarísimo, 70 oficiales y suboficiales que habían participado en los hechos fueron condenados a muerte y fusilados junto a los muros exteriores de la plaza de toros, que entonces estaba situada a un centenar escaso de metros de la Puerta de Alcalá.

Descomposición del sistema isabelino

martes, 7 de diciembre de 2010

Eje cronológico de la construcción del Estado liberal (1833-1874)

Constitución nonata de 1856

1. Circunstancias históricas y proceso constituyente.

Reinado de Isabel II. Bienio progresista. Tras unas protestas por la desamortización de Madoz el ministro Escosura dimitió, a lo que se unió Espartero, la reina aprovechó para nombrar jefe de gobierno al líder de la Unión Liberal O'Donnell. Las cortes se opusieron a la maniobra política y la Milicia Nacional se levantó apoyada por los progresistas. El nuevo jefe del gobierno utilizó contra ellos al ejercito y los derrotó el 15-7-1856, con lo que acabó el Bienio. Al producirse la caída de Espartero en 1856, las Cortes constituyentes progresistas ya habían aprobado este texto, que esperaba la sanción real para entrar en vigor. No se llegó a firmar.

Representa las ideas y organización del estado del programa de Partido Progresista. Sigue las líneas de la Constitución de 1837, ampliando la declaración de derechos, limitando el poder real y democratizando las cortes. La elaboración de la Constitución fue simultánea a la de muchas leyes de reforma económica más duraderas. Esas Cortes discutieron por primera vez criterios democráticos como la libertad religiosa, el sufragio universal, los derechos sociales, el derecho de manifestación y la posibilidad de sustitución de la monarquía por una república.

2. Tendencia. Monárquica. Progresista.

3. Vigencia. Ninguna.

4. Soberanía. Nacional.

5. Derechos y libertades. Liberales clásicos, individuales, ninguno de tipo social a pesar de los intensos debates. Amplio reconocimiento de los civiles y políticos, destacando la libertad de imprenta, la igualdad de los ciudadanos ante las leyes, los impuestos, el servicio militar y el acceso a cargos públicos, supresión de la pena de muerte para delitos políticos, prohibición del destierro fuera de España, juicios por jurados.

6. División de poderes. Sí.

a) Legislativo (cortes): Nº de cámaras: (2) Bicameral: Congreso y Senado. Las leyes son hechas por las Cortes con el rey. Los tres tienen derecho de veto por una legislatura.
Sistema electoral y tipo de sufragio: censitario directo para el Congreso y Senado. Mayores condiciones económicas para ser elegido senador. Distritos electorales grandes -plurinominales-, las provincias, remitido a ley electoral posterior, no aprobada.

Composición:

CONGRESO: Llamada cámara baja. Prioridad en discusión leyes sobre impuestos y presupuesto.

SENADO:: Llamada cámara alta. Igual que el congreso. Miembros de mayor nivel económico.

Competencias: Las dos cámaras tienen las mismas competencias menos en la aprobación de presupuestos que tiene prioridad el Congreso. Elaboran las leyes con el rey. Gran autonomía política de las cámaras.

Iniciativa legislativa: Cada cámara y el rey.

Garantías de funcionamiento: Reunión automática, plazo mínimo de sesiones, plazo máximo de suspensión, Diputación Permanente, etc.

b) Ejecutivo (Gobierno): Componentes y competencias. Formado por el rey y los ministros.
Responsabilidades. Rey: Dirige el gobierno y la administración. Nombra a los ministros. Tiene iniciativa legislativa. Tiene sanción de las leyes (con veto suspensivo por una legislatura). Puede suspender y convocar las Cortes con las garantías de éstas. Ministros necesidad de refrendo del ministro del ramo para las decisiones del rey. Responsabilidad penal.

Consejo de Estado: principal órgano consultivo del rey, debía suplantar la influencia de las camarillas palaciegas. Miembros nombrados por el rey a propuesta de las Cortes.

c) Judicial: Código único (igualdad ante la ley).
Garantías e independencia. Inamovilidad, formalidades procesales, Habeas Corpus y otras garantías procesales.

Jurado popular: Sí.


7. Relaciones Iglesia-Estado. Confesional. No hay aspectos declarativos. Establece un régimen de tolerancia por primera vez. Mantenimiento del culto y clero. El estado garantiza la práctica de otras "... opiniones y creencias religiosas, mientras no las manifieste por actos públicos contrarios a la religión (católica)".

8. Varios.

- Milicia Nacional: Sí.

- Organización territorial. Centralista. Estado dividido en provincias.

- Ayuntamientos. Ley local democrática, elección de alcaldes por los vecinos. No aprobada.

- Procedimiento de reforma. Vuelve a ser rígida, necesita el acuerdo de dos Cortes.

Ley General de Ferrocarriles de 1855

El sistema de transporte existente en España antes del ferrocarril era un sistema arcaico, caro, inseguro y estacional (dependiente del clima). El ferrocarril aventajaba con crecer cualquier alternativa existente: era más rápido, seguro, regular, capaz, barato y cómodo que todos los demás medios de transporte.
Para los progresistas de 1855, el ferrocarril fue el progreso por excelencia, o en palabras de Madoz, "el progreso del progreso". Era una cuestión prioritaria, y no dudaron en presentar un proyecto de ley para reglamentar de forma clara y precisa la construcción del ferrocarril y las concesiones.
Se trataba de terminar con la especulación y la corrupción producida por la ambigüedad e imprecisión de la Real Orden de 1844 - primera legislación sobre este asunto, que había dado lugar a concesiones arbitrarias (prevaricación de la familia real, María Cristina).
Antes de 1855 había muy pocos kilómetros abiertos al público, unos 440 Km. (1848, Barcelona - Mataró, y en 1851, Madrid - Aranjuez; la línea Madrid - Albacete - Alicante estaba bastante avanzada también). Estos kilómetros habían sido concedidos arbitrariamente por el Estado, que corría con el 50% del coste de producción, en una exhibición de clientelismo y amiguismo.
Sagasta, ingeniero de caminos, inició el ferrocarril en los años 1840, y su intervención en Cortes fue importante para modificar el proyecto de ley inicial.
La Ley General de Ferrocarril de 1855 permitió la construcción acelerada de más de 5.840 Km. sólo en la siguiente década. Se habla del "despegue ferroviario". Hubo, eso sí, una serie de regiones que quedaron descolgadas, fuera del ámbito ferroviario, lo que sin duda perjudicó su desarrollo económico: Galicia, Extremadura, La Mancha, Andalucía Oriental. La mayoría de los tramos eran radiales desde Madrid hacia la costa, y unas pocas líneas transversales (hacia 1865).
Características principales de la Ley de 1855:
Clasificación de las líneas en dos categorías:
De servicio general (de interés general). Enlazaban Madrid de forma radial con las costas y las fronteras del reino, con un diseño más político que económico y social. Las principales eran:
Madrid - Cáceres - Portugal
Madrid - Cádiz
Madrid - Irún - Francia
Estas líneas estaban subvencionadas, financiadas por la desamortización de Madoz, con una parte del capital obtenido de la venta de los bienes.
De servicio particular. El resto de líneas.
Sistema de financiación. La financiación la realizaban los concesionarios. El capital de estas compañías privadas quedaba bajo la salvaguarda del Estado, estando exento de "represalias, confiscaciones o embargos" por causa de guerra. Además, como hemos indicado antes, el Estado daría subvenciones en la construcción de las líneas de servicio general.
Expropiaciones. Todas las compañías, tanto las que realizasen líneas de servicio general como las de servicio particular, recibirían subvenciones del Estado para realizar las expropiaciones a terceros necesarias.
Franquicia aduanera. Se les permitió la importación de toda clase de materiales y artículos relacionados destinados a la construcción del ferrocarril: hierro, carbón, madera, así como sillas, lámparas y demás mobiliario. Estos productos estaban libres de aranceles, bajo un régimen especial de franquicia aduanera.
Hubo un gran contrabando, ya que no se podía asegurar que todos los productos importados bajo este régimen especial fueran efectivamente destinados al ferrocarril. El mejor ejemplo es el de la Revista Minera de la época, que protestaron contra esta Ley del Ferrocarril porque frenaba sus ventas nacionales (es decir, que una parte del mineral importado no se destinaba al ferrocarril, sino al mercado general nacional).
Hay historiadores (Tortella) que consideran que la construcción del ferrocarril fue la ocasión perdida de potenciar la industria nacional, como sucedió en otros países. Otros autores, sin embargo, son defensores de la Ley de 1855 (Gómez Mendoza).
Garantías en las concesiones. Las concesiones debían ser aprobadas en Cortes, para evitar la corrupción y el amiguismo. Asimismo, se exigía al concesionario un porcentaje del monto total de la obra, para garantizar la solvencia del contratista. También había un plazo máximo para comenzar la construcción adjudicada, de lo contrario de perdía la concesión.
El ancho de vía. Se decidió en la Real Orden de 1844 y se mantuvo en 1855. El ancho español (1,67) fue distinto del resto de Europa (1,43). Obligó al reajuste oportuno en las fronteras con Portugal y Francia. Razones: a) Estratégicas, defensivas, para obstaculizar una invasión, tras la experiencia de 1808; b) Técnicas. Hubo un conjunto de razones puramente técnicas en el informe de 1844 que aconsejaron este ancho, razones que luego se han demostrado equivocadas.
Plazo de concesiones. Eran por 99 años, a contar desde 1844. Tras ello, la ley establecía que el ferrocarril revertiría al Estado (en 1943).
El ferrocarril no desplazó al sistema antiguo de transportes, sino que se produjo una dualidad (una más del sistema), y allí donde el tren no llegaba, continuó el sistema de arcaico transporte del Antiguo Régimen.
Efectos económicos del ferrocarril (según Francisco Comín)
Hubo dos vertientes, entendiendo el ferrocarril como:
Demandante de servicios y productos: Fueron efectos muy escasos para la industria nacional, debido a la franquicia aduanera. Prácticamente fue un efecto nulo.
El ferrocarril como coadyuvante de otros sectores.
Ayudó a la expansión agrícola desde 1850, ya que permitió articular mejor el mercado. Desde entonces aparecerán unas agriculturas - levantinas sobre todo - que se pueden comercializar sus productos en el exterior. Es una agricultura comercializada.
Asimismo, supuso una mayor movilidad de personas y de mercancías.Fue un factor de modernización social allí por donde pasaba.Supuso una fuente de demanda de mano de obra, dando trabajo en la construcción a jornaleros y luego en la administración de las compañías ferroviarias.
Las leyes bancarias / crediticias permitieron la creación de sociedades anónimas. Ese mismo año se crearon las primeras dos grandes compañías que iban a construir las redes ferroviarias de España:
Compañía de Ferrocarriles del Norte de España. De capital francés.
M.Z.A. (Madrid - Zaragoza - Alicante). Era también de capital francés, de la rama francesa de los Rotchild. La Sociedad Española Mercantil será la que explote la MZA, con capital español y francés - de los Rotchild.

Pascual Madoz


(Pamplona, 1806-Génova, 1870) Político español. Ejerció la abogacía en Barcelona y militó en las filas del Partido Progresista. Debido a su trabajo, estableció una afinidad muy estrecha con la burguesía catalana y estuvo muy vinculado a sus intereses industriales, que siempre defendió a ultranza.
Inició su trayectoria política en 1836, año en el que fue elegido diputado, y mantuvo su escaño durante varias legislaturas, hasta 1856. Fue ministro de Hacienda en 1855, y durante su ministerio presentó el proyecto de ley de desamortización general civil y eclesiástica, que incluía también las propiedades de los ayuntamientos.
Esta ley inauguró una nueva etapa, dado su alcance político y económico. La desamortización consistía en una acción legal cuyo objetivo era liberar y entregar a la adquisición pública las propiedades inmuebles atesoradas por entidades que no amortizaban sus bienes, como la Iglesia y los municipios.
En 1856 se opuso al golpe de Estado de O'Donnell como jefe de la milicia nacional y, tras la revolución de 1868, fue designado gobernador de Madrid y miembro de la comisión encargada de ofrecer la Corona española a Amadeo I de Saboya. La elección del nuevo rey supuso un período de interinidad en la jefatura del Estado provocada por los continuos enfrentamientos entre los partidos políticos y por las presiones internacionales. Los progresistas, a los que pertenecía Madoz, consiguieron finalmente que su candidato, Amadeo de Saboya, fuese elegido el 16 de noviembre de 1870.
Madoz fue uno de los fundadores de la estadística en España, con su traducción y ampliación de la Estadística de España, de Moreau de Jonnès, en 1835. También redactó Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones, obra básica para conocer la economía del siglo XIX y el imperialismo colonial español.

Leopoldo O´Donnell

(Leopoldo O'Donnell, duque de Tetuán) Militar y político español (Santa Cruz de Tenerife, 1809 - Biarritz, Francia, 1867). Procedente de una familia de militares de origen irlandés al servicio de la monarquía española desde el siglo XVIII, hizo sus primeras armas en defensa de la causa constitucional durante la Primera Guerra Carlista (1833-40), dándose la circunstancia de que sus hermanos combatían en el bando contrario.
Fue ascendiendo por méritos de campaña, primero en el frente del Norte (Lumbier, Unzá, Hernani…) y desde 1839 en el Maestrazgo, ya como jefe del Ejército del Centro y capitán general de Aragón, Valencia y Murcia; si en el primer escenario llegó hasta mariscal de campo, el segundo le elevó al grado de teniente general y le proporcionó su primer título de nobleza, el de conde de Lucena.
Políticamente se encuadró junto a Narváez entre los moderados, contrarios al progresismo de Espartero; el triunfo de éste le hizo exiliarse en 1840, participar en la fallida sublevación de Diego de León (1841) y en la conspiración de militares moderados que acabaron con la Regencia de Espartero en 1843. Narváez le nombró capitán general de Cuba (1844-48), senador vitalicio (1845) y director general de Infantería (1848).
En 1854, habiendo degenerado el gobierno moderado bajo el conde de San Luis hacia posiciones autocráticas y ultraconservadoras alejadas de la mayoría del partido, O’Donnell encabezó un golpe de Estado que, secundado por movimientos revolucionarios populares capitalizados por los progresistas, dio paso a un bienio de hegemonía política de éstos. O’Donnell se integró como ministro de la Guerra en un gobierno presidido por Espartero (1854-56), mientras fundaba un partido propio de vocación centrista, la Unión Liberal, que aspiraba a situarse entre progresistas y moderados. En 1856 provocó la caída de Espartero y le sustituyó como jefe de gobierno, poniendo fin al proceso constituyente abierto por los progresistas, para regresar a la Constitución moderada de 1845, si bien enmendada con un Acta Adicional que reflejaba la voluntad unionista de conservar algunas conquistas del liberalismo avanzado.
Se abrió entonces un periodo de alternancia política entre los unionistas de O’Donnell y los moderados históricos de Narváez, que se turnaron excluyendo del poder a los progresistas. O’Donnell presidió el gabinete en tres ocasiones, en 1856, 1858-63 (el «Gobierno Largo») y 1865-66. Su periodo de gobierno se caracterizó por una cierta apertura política y un gran auge económico, con expansión de los ferrocarriles, construcción de obras públicas y mejora del aparato administrativo y estadístico del Estado.
La bonanza económica fue empleada para lanzarse a una política exterior más activa, estrechamente ligada al expansionismo de la Francia de Napoleón III: tropas españolas secundaron a las francesas en las campañas de Indochina (1858-62) y México (1861); esta última acción, unida a la reincorporación temporal de Santo Domingo (1861-65) y a la Guerra del Pacífico contra Perú y Chile (1865-68), pueden interpretarse como una tentativa de recuperar la influencia española sobre las antiguas colonias americanas.
En esa misma línea de poner las bases para una expansión colonial, O’Donnell lanzó también la Guerra de África (1859-60), que dirigió personalmente hasta la ocupación de Tetuán; la campaña le valió el título de duque, reconociendo Marruecos las posesiones españolas de Ceuta y Melilla, además de adquirir el enclave de Ifni.
O’Donnell se esforzó por apuntalar el Trono de Isabel II, rechazando el intento de desembarco carlista en San Carlos de la Rápita (1860), tratando sin éxito de reincorporar a los progresistas al sistema político y reprimiendo los conatos revolucionarios de 1866 (insurrecciones de Prim y del Cuartel de San Gil); su muerte dejó a los moderados como únicos valedores de la reina, pues los unionistas optaron por aliarse con progresistas y demócratas para preparar la Revolución que finalmente la destronaría en 1868.

Manifiesto de Manzanares

El Manifiesto de Manzanares del 7 de julio de 1854, redactado por Antonio Cánovas del Castillo, y firmado por Leopoldo O'Donnell exigía reformas políticas y unas Cortes Constituyentes para hacer posible una auténtica «regeneración liberal».
El 7 de julio de 1854 el General en Jefe del Ejército Constitucional Leopoldo O'Donnell, conde de Lucena, se pronuncia contra el Gobierno en las cercanías de Madrid (Vicalvarada). La politización del levantamiento se logra a través de un Manifiesto, redactado desde Manzanares por el joven Antonio Cánovas del Castillo, futuro artífice de la restauración borbónica. El Manifiesto es una llamada a los españoles, en el cual se pide la continuidad del Trono, pero sin camarillas que lo deshonren, al mismo tiempo que se habla de cosas muy caras a los progresistas: mejorar la ley electoral y la de imprenta, y rebajar los impuestos.
Españoles: La entusiasta acogida que va encontrando en los pueblos el Ejército liberal; el esfuerzo de los soldados que le componen, tan heroicamente mostrado en los campos de Vicálvaro; el aplauso con que en todas partes ha sido recibida la noticia de nuestro patriótico alzamiento, aseguran desde ahora el triunfo de la libertad y de las leyes que hemos jurado defender.
Dentro de pocos días, la mayor parte de las provincias habrá sacudido el yugo de los tiranos; el Ejército entero habrá venido a ponerse bajo nuestras banderas, que son las leales; la nación disfrutará los beneficios del régimen representativo, por el cual ha derramado hasta ahora tanta sangre inútil y ha soportado tan costosos sacrificios. Día es, pues, de decir lo que estamos resueltos a hacer en el de la victoria.
Nosotros queremos la conservación del trono, pero sin camarilla que lo deshonre; queremos la práctica rigurosa de las leyes fundamentales, mejorándolas, sobre todo la electoral y la de imprenta; queremos la rebaja de los impuestos, fundada en una estricta economía; queremos que se respeten en los empleos militares y civiles la antigüedad y los merecimientos; queremos arrancar los pueblos a la centralización que los devora, dándoles la independencia local necesaria para que conserven y aumenten sus intereses propios, y como garantía de todo esto queremos y plantearemos, bajo sólidas bases, la Milicia Nacional. Tales son nuestros intentos, que expresamos francamente, sin imponerlos por eso a la nación.
Las Juntas de gobierno que deben irse constituyendo en las provincias libres; las Cortes generales que luego se reúnan; la misma nación, en fin, fijará las bases definitivas de la regeneración liberal a que aspiramos. Nosotros tenemos consagradas a la voluntad nacional nuestras espadas, y no las envainaremos hasta que ella esté cumplida.
Cuartel general de Manzanares, a 6 de julio de 1854. El general en jefe del Ejército constitucional, Leopoldo O'Donnell, conde de Lucena.

domingo, 5 de diciembre de 2010

La Vicalvarada

La Revolución de 1854, más conocida con el nombre de Vicalvarada, por ser uno de los hechos más destacados su inicio desde el acuartelamiento del pueblo madrileño de Vicálvaro, fue una sublevación civil y militar, que tuvo lugar en España al final de los gobiernos moderados durante el reinado de Isabel II a finales de junio de 1854, y que engloba tanto el pronunciamiento ocurrido el 28 de junio, como los sucesos de julio, que dieron lugar al Bienio Progresista (1854–1856).
En febrero de 1854, militares adeptos al Partido Democrático trataron de llevar a término una sublevación en Zaragoza, con el apoyo de elementos civiles, pero fracasaron. La situación de tensión con el gobierno moderado, más proclive a sus elementos autoritarios, no impidió que miembros de la burguesía industrial y el progresiso mantuviesen, no obstante, sus intenciones de hacer caer a los gabinetes.
El 7 de julio, un nutrido grupo de altos mandos del ejército capitaneados por Leopoldo O'Donnell publicó el Manifiesto de Manzanares y se sublevaron contra el gobierno. La acción no tuvo todo el impacto esperado y se sucedieron los acontecimientos sin que se produjese ni la caída del gabinete ni la sofocación de la revolución. La situación se prolongó hasta el mes de julio, momento en el cual el Partido Progresista instó al general Espartero a unirse al movimiento y liderarlo. Junto a Madrid y Zaragoza, se produjeron alzamiento en Barcelona, zonas de Valencia y Logroño. Las sublevación fue financiada por distintos sectores de la economía emergente y, sobre todo, por el banquero Juan Bruil.
Los sublevados pretendían la reinstauración de la Milicia Nacional, la supresión de la Constitución moderada de 1845 y una amplia amnistía para los presos políticos. El agravamiento de la situación a mediados de julio obligó a la Reina Isabel II a prescindir de los moderados y llamar a Espartero para presidir el Consejo de Ministros. Aconsejada por su madre, María Cristina de Borbón, consideró una deslealtad de O'Donnell el amotinamiento, privándolo de la Presidencia. El 29 de julio entraron en Madrid Espartero y O'Donnell amparados por el clamor popular y el 1 de agosto se formó el nuevo gabinete.

Ramón María Narváez

(Ramón María Narváez y de Campos, duque de Valencia) Militar y político español (Loja, Granada, 1799 - Madrid, 1868). Segundón de una familia de labradores acomodados de la pequeña nobleza andaluza, ingresó en el ejército con sólo quince años. Durante el Trienio Constitucional (1820-23) se decantó por los partidarios del liberalismo y tuvo un papel destacado en la lucha contra la sublevación absolutista de la Guardia Real de Madrid (1822). Ello le obligó a retirarse del ejército cuando la invasión de los «Cien mil hijos de San Luis» restableció a Fernando VII como rey absoluto.
Muerto el rey diez años más tarde, Narváez se reincorporó al ejército y defendió la causa del liberalismo y el Trono de Isabel II en la Primera Guerra Carlista (1833-40). Ascendió rápidamente por los éxitos obtenidos en los frentes del Norte (batallas de Mendigorría, 1835 y Arlabán, 1836), el Maestrazgo, Andalucía y La Mancha; pero en esas campañas se fue enconando también su rivalidad personal con Espartero, que habría de degenerar en enfrentamiento político desde 1838.
La persecución de la que fue objeto por Espartero le obligó a exiliarse en Francia durante la Regencia de éste (1841-43); y, dado que su rival había asumido el liderazgo de la rama progresista de los liberales, Narváez se inclinó hacia la rama conservadora, convirtiéndose pronto en el máximo dirigente del partido moderado. Dirigió la sublevación militar que derrocó a Espartero en 1843 (encuentro de Torrejón de Ardoz), ascendiendo entonces a teniente general y capitán general de Castilla la Nueva.
En 1844 era llamado a formar gobierno, iniciando una serie de siete periodos como primer ministro de Isabel II: 1844-46, 1846, 1847-49, 1849-51, 1856-57, 1864-65 y 1866-68. Impulsó la elaboración de la Constitución de 1845, que se mantuvo vigente hasta 1868; pero también otras muchas leyes importantes, como la reforma fiscal de Mon (1845), el Código Penal (1848) o las reformas administrativas de Bravo Murillo. En suma, conformó el Estado español contemporáneo según la ideología liberal-conservadora de su partido y según su temperamento autoritario: detuvo el proceso de desamortización de los bienes eclesiásticos, amordazó a la prensa, organizó una Administración centralizada y reprimió los movimientos populares impidiendo tanto el resurgimiento del carlismo (Segunda Guerra Carlista, 1849) como la extensión a España de las revoluciones europeas de 1848.
El gran poder que atribuyó a la Corona en la Constitución de 1845 se vio correspondido con el sistemático otorgamiento de la confianza regia, que encargaba al «espadón moderado» la formación de gobierno con independencia de la voluntad del electorado, permitiendo después la «fabricación» de unas Cortes adictas mediante el fraude electoral; tal tergiversación del sistema político representativo llevó a los progresistas al pronunciamiento militar y a la revuelta popular como únicos medios de acceder al poder, lo que consiguieron en 1854 (contando en parte con el apoyo de Narváez para derrocar a un gobierno ultraconservador de escasa base social).
Narváez se mantuvo apartado de la política activa durante el Bienio Progresista y, tras la caída de Espartero en 1856, regresó estableciendo un sistema de alternancia con un partido de vocación centrista, la Unión Liberal del general O’Donnell. Durante todo el reinado de Isabel II, Narváez representó el principal soporte del Trono, como jefe indiscutible del partido moderado y árbitro entre sus tendencias internas; su muerte en 1868 dejó al partido descabezado y dividido, facilitando el triunfo de la revolución que derrocó a la reina en aquel mismo año. Tras haber contribuido a vencer la resistencia absolutista, implantó una monarquía constitucional inspirada formalmente en los principios liberales, pero la vació en gran parte de contenido con su exagerado autoritarismo y su política conservadora; su legado es, por tanto, ambiguo, como representante político de las oligarquías de notables locales y grandes propietarios que sustentaron su régimen.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Construcción del Estado liberal (1833-1868). Vídeo.


La Guardia Civil


La Guardia Civil es el primer cuerpo de seguridad pública de ámbito estatal surgido en España. Su creación se produjo a poco de comenzar el reinado de Isabel II y fue impulsada por el gobierno moderado de González Bravo con el consenso de las demás fuerzas políticas, que vieron la necesidad que tenía el Estado liberal español de disponer de una fuerza de seguridad pública para abarcar todo el territorio peninsular y para hacer frente a la alarmante situación de inseguridad generada por el bandolerismo que desde la Guerra de la Independencia azotaba los caminos y campos del país.
Aquélla tuvo lugar a través de los decretos de 28 de marzo y de 13 de mayo de 1844, que configuraron un Cuerpo de seguridad pública de naturaleza militar, dependiente del Ministerio de la Gobernación en lo referente al servicio y del de la Guerra en cuanto a su organización, disciplina, personal, material y percibo de haberes, centralizándose, con una gran autonomía organizativa, en la Dirección General (o Inspección
Para organizar la nueva Institución fue designado el Duque de Ahumada, hombre de confianza del general Narvaez, militar de prestigio, corte conservador, profundo conocedor de la realidad española y "heredero" del primer proyecto de seguridad de ámbito nacional concebido en 1824 por su padre, el marqués de las Amarillas. Tomando como ejemplo el modelo implantado en Francia con la Gendarmería y el existente en Cataluña con los Mossos de Escuadra, Ahumada imprimió su sello personal a la nueva fuerza, dotándola de una severa reglamentación y de la famosa Cartilla, documento éste que diseñó la idiosincrasia del guardia civil: fuerte disciplina, capacidad de sacrificio, espíritu benemérito y lealtad, características que le permitieron una gran eficacia en la realización de las funciones que le fueron encomendadas, lo que contribuyó a que los distintos gobiernos depositasen en esta fuerza su simpatía, consolidándola primero, implantándola en las colonias de Ultramar y desde 1874 hasta 1940 otorgándole el monopolio del orden público. Además, su presencia en actividades humanitarias de todo tipo, culto al honor y rigor en el desempeñó de su servicio, le granjearon muy pronto el respeto y admiración del pueblo español, que pasó a denominarla con el sobrenombre de Benemérita (título que se hizo oficial a partir de la OG de 4 de octubre de 1929).
General, según las épocas).

Concordato de 1851

El concordato de 1851 fue un tratado firmado entre España y la Santa Sede. En esta fecha, el entonces presidente del Consejo de Ministros español Juan Bravo Murillo, de acuerdo con la reina Isabel II trató de cumplir un viejo objetivo del Partido Moderado: el restablecimiento de las relaciones Iglesia-Estado a través de la firma de un concordato.
A lo largo del siglo XIX, desde las Cortes de Cádiz hasta Mendizábal se había sucedido un proceso acelerado de desamortización de los bienes eclesiáticos. Aprovechando el momento dulce de la Década Moderada que en 1845 ya había aprobado la Ley de Donación de Culto y Clero que restituía a la iglesia católica en los bienes desamortizados y no vendidos, aprobó y firmó con el papa Pío IX un concordato por el que el Estado español reconocía a la Iglesia católica como la única de la "nación española" así como sus derechos a poseer bienes.
La religión católica, apostólica, romana, que con exclusión de cualquiera otro culto continúa siendo la única de la nación española, se conservará siempre en los dominios de S. M. Católica con todos los derechos y prerrogativas de que debe gozar según la ley de Dios y lo dispuesto por los sagrados cánones (...)
También establecía su participación en la determinación de la enseñanza:
En su consecuencia la instrucción en las Universidades, Colegios, Seminarios y Escuelas públicas o privadas de cualquiera clase, será en todo conforme a la doctrina de la misma religión católica; y a este fin no se pondrá impedimento alguno a los obispos y demás prelados diocesanos encargados por su ministerio de velar sobre la pureza de la doctrina de la fe y de las costumbres, y sobre la educación religiosa de la juventud en el ejercicio de este cargo, aún en las escuelas públicas (...)
Finalmente se restablecían sus jurisdicciones así como la capacidad de censura.
S. M. y su real gobierno dispensarán asimismo su poderoso patrocinio y apoyo a los obispos en los casos que le pidan, principalmente cuando hayan de oponerse a la malignidad de los hombres que intenten pervertir los ánimos de los fieles y corromper las costumbres, o cuando hubiere de impedirse la publicación, introducción o circulación de libros malos y nocivos (...)
La Iglesia por su parte aceptaba la desamortización efectuada hasta entonces y levantaba las condenas eclesiásticas efectuadas en su momento contra el Estado y sus instituciones a causa de las mismas. El tratado, además, fijaba el número de diócesis que existirían en España, ligeramente inferior al número de sedes episcopales (ocupadas o vacantes) existentes en aquel momento.

Constitución de 1845

1. Circunstancias históricas y proceso constituyente.

Reinado de Isabel II. Gobierno moderado del general Narváez al comienzo de la Década Moderada. Promulgada el 23-5-1845. Se presenta como una simple reforma de la de 1837. Mantiene los mísmos títulos, pero su sentido político es muy diferente.

Su objetivo es conformar un régimen político liberal de tendencia moderada, para garantizar el gobierno de ese partido y asegurar el dominio político y social de la oligarquía agraria y financiera. Impone la ideología, las instituciones y el orden de los moderados. Mantiene en segundo plano a la burguesía y permite una explotación ilimitada de la pequeña burguesía, el proletariado y el campesinado.

Las líneas políticas de esta constitución marcan las líneas políticas del Estado español el resto del siglo XIX y gran parte del XX. Sus instituciones básicas serán mantenidas por la Restauración. Los breves periodos revolucionarios de 1854-56 y 1868-73 aunque establecen otras instituciones políticas no llegan a consolidarse.

2. Tendencia. Monárquica. Moderada.

3. Vigencia. De 1845 a 1854 y de 1856 a 1868.

4. Soberanía. Compartida o conjunta entre las cortes y el rey. Es la manifestación ideológica del liberalismo doctrinario. Hegemonía constitucional del rey. Dirección política del Estado por una reducida oligarquía.

5. Derechos y libertades. Semejantes a la de 1837, individuales. Con una diferencia fundamental, que eran remitidos a leyes posteriores que los limitarán. Restringía derechos, sobre todo en aspectos religiosos.

6. División de poderes. Aparentemente sí, realmente no. No hay poder judicial, sino administración de la justicia (que depende del ejecutivo).

a) Legislativo (cortes): Nº de cámaras: (2) Bicameral: Congreso y Senado.
Sistema electoral y tipo de sufragio: censitario directo para el Congreso y nombramiento por el rey para el Senado. Sistema electoral fuera de la Constitución, en una ley electoral. La ley de marzo de 1846 limita el cuerpo electoral al 1% de la población. Implanta el distrito reducido (uninominal), base de la influencia del cacique - fabricación de mayorías -.

Composición:

CONGRESO: Llamada cámara baja. Prioridad en discusión leyes sobre impuestos. Mandato más largo que en la Constitución de 1837.

SENADO:: Llamada cámara alta, dominado por la aristocracia. Iguales competencias que el congreso.

Competencias: Elaboran las leyes con el rey. Eligen la regencia, juzgan a los ministros en causas penales.

Iniciativa legislativa: Cada cámara y el rey.

Garantías de funcionamiento: Limitadas. No hay Diputación Permanente.

b) Ejecutivo (Gobierno): Componentes y competencias. Formado por el rey y los ministros.
Responsabilidades. Rey: Aumentan sus poderes. Se quitan limitaciones de la de 1837 sobre matrimonio del rey y salida de éste al extranjero. Regencia del pariente más próximo. Dirige el gobierno y la administración. Nombra a los ministros. Tiene iniciativa legislativa. Tiene sanción de las leyes (con veto suspensivo absoluto). Puede suspender y convocar las Cortes. Ministros necesidad de refrendo del ministro del ramo para las decisiones del rey. Responsabilidad penal. Pueden formar parte de las cortes, a diferencia de Cádiz.

Consejo de Estado: principal órgano consultivo del rey. Miembros nombrados por el rey a propuesta de las Cortes.



c) Judicial: Código único (igualdad ante la ley). No hay poder judicial, sino administración de la justicia.
Garantías e independencia. No independiente.

Jurado popular: No.


7. Relaciones Iglesia-Estado. Confesional. Sí. Con mantenimiento del culto y clero.

8. Varios.

- Milicia nacional. No. Creación de la Guardia Civil.

- Organización territorial. Centralista. Estado dividido en provincias.

- Ayuntamientos. Remitido a ley posterior. Ley local centralista.

- Procedimiento de reforma.

Partidos políticos durante el reinado de Isabel II

Partido Liberal Moderado

El Partido Moderado o Partido Liberal Moderado era uno de los dos partidos políticos españoles (ambos liberales y dinásticos o isabelinos -es decir, defensores de la línea dinástica representada por Isabel II frente a los carlistas-) que se disputaron el poder durante su reinado (1833-1868).
Los moderados o liberales moderados son la continuación de doceañistas del Trienio Liberal (opuestos a los exaltados o veinteañistas) que en los últimos años del reinado de Fernando VII efectuaron una mutua aproximación a los elementos menos absolutistas cercanos al poder. A la muerte del rey apoyaron la sucesión de Isabel (la hija única del rey, una niña de tres años) bajo la regencia de la reina madre (María Cristina de Borbón-Dos Sicilias). Del sistema político quedaban excluidos los carlistas (fuertemente absolutistas y partidarios del Antiguo Régimen representado por la sucesión en el varón con más derecho: el infante Carlos Luis de Borbón).
El partido se organizó en 1834, en torno a la presidencia gubernamental de Francisco Martínez de la Rosa. Tras unos años de predominio progresista, ocupó el poder de forma continuada durante la denominada Década moderada (1843-1854) bajo el liderazgo del general Narváez, y tras el bienio progresista (1853-1855) volvió al poder aliado con la Unión Liberal. Tras la revolución de 1868, y la constitución de 1869 no obtuvo representación en las nuevas cortes, y perdió todo su poder. Terminado el sexenio democrático y restaurada la monarquía en 1874, se unió con la Unión Liberal para formar el Partido Liberal-Conservador, bajo la dirección de Cánovas del Castillo.
Su ideología política (el moderantismo) es equiparable al conservadurismo inglés y especialmente al doctrinarismo francés, del que sus ideólogos (especialmente Donoso Cortés) tomaron buena parte del argumentario.
Sus principales ideas eran:
  • Fortalecimiento de poder real.
  • Capitalismo puro
  • Paz interna nacional
  • Centralismo total, ubicado en Madrid.
Durante su existencia tuvo el apoyo de arte del ejército (los espadones moderados, como el general Narváez), los terratenientes (conformados en una oligarquía proveniente tanto de la aristocracia tradicional como de la alta burguesía, y espacialmente situados en las zonas latifundistas de Andalucía y la Meseta), y parte de las clases medias (la llamada gente de orden). Económicamente tendían a defender el librecambismo que permitieran la exportación de los excedentes agrícolas, lo que se adecuaba a los intereses de sus bases sociales. Electoralmente defendían el sufragio restringido o sufragio censitario (que limitaba el censo electoral a los más ricos, exigiendo para obtener la condición de elector demostrar un determinado nivel de propiedad o el pago de una cierta cantidad de impuestos) por la misma razón.
Una vez derrotado militarmente el carlismo, el pacto que puso fin a la guerra (abrazo de Vergara) permitió que algunos de sus miembros más moderados y condescendientes se incorporaran al partido o se aproximaran a sus posiciones.
Lo mismo ocurrió con la mayor parte del clero (muy presente en el entorno de la reina) a partir del Concordato de 1851, aunque la corriente denominada neocatólicos se mantuvo como una opción diferenciada y sin descartar de modo definitivo la opción carlista.

Partido Liberal Progresista

El Partido Progresista era una formación política española del siglo XIX. Surgió en 1834 como oposición liberal extremista al régimen de la regente María Cristina de Borbón y fue disgregándose paulatinamente tras el inicio de la Restauración en España en 1874. De él surgieron el Partido Constitucional, el Partido Demócrata-Radical y el Partido Democrático.
Esta división entre exaltados, veinteañistas o progresistas y moderados, doceañistas o conservadores va a caracterizar el panorama ideológico del siglo XIX y XX en España. Los progresistas van a ser partidarios de la Milicia Nacional, el jurado popular, la soberanía nacional, la ampliación del sufragio censitario y el laicismo. Por su parte, los moderados se oponen a ello y son partidarios de la soberanía compartida, las buenas relaciones con la Iglesia y un requisito censitario más estricto para el sufragio.
En la defensa de la monarquía de Isabel II representaban el apoyo y sostén del reinado en la medida que sirvieron a la Corona frente al pretendiente Carlos María Isidro de Borbón y en apoyo de la hija de Fernando VII. Su situación se vio siempre comprometida entre la contención del carlismo y un apoyo a la Reina que no ofreció frutos por la resistencia de la misma y, sobre todo, de su madre, María Cristina de Borbón a los cambios que ofrecía el liberalismo.

Unión Liberal

La Unión Liberal fue un partido político español de la segunda mitad del siglo XIX fundado por Leopoldo O'Donnell en 1858 con la intención de aglutinar en torno al mismo a los moderados no absolutistas del reinado de Isabel II y a los progresistas menos exaltados en un intento por ocupar el centro político de la época. Su presentación pública, no obstante, se realizó cuatro años antes, en septiembre de 1854. Por sus características que sólo se pueden deducir de la acción política cotidiana, no era un partido de ideales, sino pragmático, cuyos principios básicos fueron conservar la Monarquía como forma de gobierno pero alejándola de las tentaciones absolutistas, reformar la administración pública en un sentido centralista y ofrecer cierto grado de multipartidismo a los Moderados y Progresistas. Junto a ello pretendía la reforma de la ley de prensa -que no llegó a realizar- y el mantenimiento de una política económica de fuertes inversiones públicas.
De hecho, tras las elecciones a Cortes del 20 de septiembre de 1858, la Unión Liberal ocupó la mayoría de los escaños lo que le permitió mantenerse en el poder hasta la revolución de 1868 y la llegada del Sexenio Democrático.
La Unión Liberal se agrupaba en torno a la personalidad de O'Donnell y a la mano férrea de su Ministro de Gobernación, José Posada Herrera. Al mismo pertenecieron también figuras como Francisco Serrano Domínguez, Juan Manuel de Manzanedo, Juan Prim, Manuel Silvela y el mismo Antonio Cánovas del Castillo entre otros. El origen social de sus miembros era muy dispar: nobles, abogados, empresarios, comerciantes, banqueros, militares y funcionarios. Para mantener el control de la opinión pública, la Unión Liberal se sotenía en el periódico La Época, El Diario Español y La Correspondencia de España.

Partido Demócrata (o Democrático)

El Partido Democrático fue una formación política surgida en España en abril de 1849 como desgajamiento del Partido Progresista. Demandaba el pleno reconocimiento de los derechos ciudadanos y las libertades individuales, el sufragio universal, la desamortización de todos los bienes de la Iglesia, incluidos los bienes civiles y la abolición de las quintas.
Actuó de manera parcialmente clandestina hasta la llegada del Bienio Progresista durante el reinado de Isabel II. En este momento aglutinó a algunos militares descontentos, al incipiente movimiento obrero y campesino, republicanos e intelectuales, y el bienio ayuda a su expansión. Con la llegada de la Unión Liberal al gobierno, regresa a la ilegalidad. En este momento se produce un debate abierto en el que se fija una aproximación al Partido Progresista, se declara abiertamente el republicanismo de la formación y los fundamentos del programa económico se acercan al pensamiento socialista. Su figura más relevante en este momento será Pi i Margall que es quien le da un verdadero contenido político y determina una mayor influencia en la sociedad gracias a su atractivo personal. Es el tiempo en el que desde el periódico La Discusión el partido se da a conocer más fuera de Cataluña donde había mantenido una actividad constante y cuyo diario más influyente era El Comercio de Barcelona.
La posibilidad o conveniencia de alianzas con los progresistas llevarán a debates enconados en los que se enfrentarán unitaristas contra federalistas, partidarios de la alianza con las demás fuerzas democráticas y contrarios a ella. Tras los fracasos del general Juan Prim en sus distintas sublevaciones, firmaran el Pacto de Ostende en 1866 y el de Bruselas en 1867 para llevar a término con los progresistas la Revolución de 1868. El partido, con la llegada del Sexenio Democrático se deshará después de las elecciones de 1869, integrándose sus miembros en otras formaciones de contenido republicano.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Partidos políticos del siglo XIX

Os dejo con un interesante enlace en el que se muestra un esquema completo de la evolución de los partidos políticos durante el siglo XIX. Existe un error al colocar a Ramón Cabrera como líder de los carlistas moderados (transaccionistas), cuando realmente es del sector intransigente, y a Maroto como extremista (intransigente), cuando era el militar más destacado del sector transaccionista.
También existe una errata, en el segundo apellido de González Bravo (Partido Liberal Moderado-1856-), que en el esquema aparece como Brabo.

Evolución del cuerpo electoral y sufragio en España (1834-1936)

Base legal o periodo histórico
Tipo de sufragio
Fecha ley electoral y % población del país con derecho a voto.
Estatuto Real
muy censitario *
1834 - 0,15
1836 - 0,6
Constitución 1837
censitario
1837 - 2,2
1840 - 3,9
1843 - 4,3
Constitución 1845
censitario *
1846 - 0,8
Bienio Progresista
(1854-56)
censitario
1837 - 2,2
Segundo Periodo Moderado (1856-1868)
censitario *
1846 - 0,8
1865 - 2,6
Sexenio Revolucionario
universal masculino
1868 - 24
1873 - 27
Constitución 1876
censitario *
(1890) universal masculino *
1876 - 5
1890 - 27
Dictadura Primo de Rivera
-
-
Constitución 1931
universal
1931 - 55

Los asteriscos (*) señalan que el sufragio era únicamente para elegir al Estamento de Procuradores (Estatuto de 1834) o el Congreso de Diputados, ya que para el Estamento de Próceres (Estatuto de 1834) o el Senado no regía el principio electoral.