jueves, 24 de marzo de 2011

Santiago Casares Quiroga

Santiago Casares Quiroga
(La Coruña, 1884 - París, 1950) Político español. Máximo líder del gallegismo durante la segunda república, fue elegido diputado a Cortes por La Coruña en 1931, 1933 y 1936. Formó parte como ministro de Marina del primer gabinete republicano y, en octubre del mismo año, ocupó la cartera de Gobernación, que desempeñó durante todo el Bienio Azañista. Fusionó su partido, la Organización Republicana Gallega Autónoma (ORGA), con Izquierda Republicana de Manuel Azaña, su amigo personal.
Tras el triunfo del Frente Popular en las elecciones de 1936 fue nombrado ministro de Obras Públicas y, después, jefe de Gobierno y ministro de la Guerra, durante la presidencia de Manuel Azaña. En junio de 1936 protagonizó un crudo debate parlamentario con el monárquico José Calvo Sotelo en el que se declaró "beligerante contra el fascismo" y responsabilizó a Calvo Sotelo "de cualquier cosa que pudiera suceder". Al producirse el alzamiento en julio de 1936 se opuso a la distribución de armas al pueblo, y al día siguiente dimitió para dar paso al "ministerio relámpago" de intención conciliatoria formado por Martínez Barrio. Durante la contienda no ocupó ningún cargo político. Al finalizar la guerra se exilió a Francia, donde permaneció el resto de su vida.

El Frente Popular y su gobierno


El Frente Popular fue una coalición electoral creada en enero de 1936 por los principales partidos de izquierda españoles. El 16 de febrero, conseguirán ganar las últimas elecciones durante la Segunda República, antes del golpe de Estado que produciría la Guerra Civil. El Frente Popular no se presentó en Cataluña, en donde una coalición equivalente, nucleada en torno a Esquerra Republicana de Catalunya, tomó su lugar.
El Frente Popular de España, coalición política de republicanos de izquierda, socialistas y comunistas formada en 1935, ganó las elecciones celebradas el 16 de febrero de 1936. La formaban el PSOE, el partido comunista PCE, los marxistas del POUM,[cita requerida] además de los partidos republicanos Izquierda Republicana (IR) de Manuel Azaña y la Unión Republicana (UR) de Diego Martínez Barrio. El pacto además estaba apoyado por los nacionalistas republicanos catalanes como ERC, que en Cataluña se integraba en la coalición Front d'Esquerres de Catalunya, a la cual apoyaba el Frente Popular allí. En Valencia, la coalición equivalente ideológicamente al Frente Popular, también se llamó Front d'Esquerres, con una composición similar al del Frente Popular del resto de España. Los anarcosindicalistas de la CNT, aunque no formaba parte del Frente, no se mostraron beligerantes con él, obteniendo muchos votos anarquistas (los cuales, tradicionalmente, no votaban). No obstante, muchos anarquistas que luego combatirían por el bando republicano, en las elecciones pidieron la abstención.
No formó grupo parlamentario sino que se articuló en diversas minorías parlamentarias correspondientes a cada uno de sus integrantes, ni formó gobierno como tal, ya que este estuvo compuesto, hasta bien entrada la Guerra Civil, únicamente por partidos republicanos, bajo la presidencia, sucesivamente, de Manuel Azaña (que dejó la presidencia del Consejo para hacerse cargo de la República en mayo de 1936), Santiago Casares Quiroga y José Giral. Con la constitución del primer gobierno de Largo Caballero, y hasta el final de la Guerra, los gobiernos de la República estuvieron integrados por representantes de los principales partidos del Frente Popular y del Front d'Esquerres, así como, en diversos periodos, de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), y del Partido Nacionalista Vasco (PNV).
La coalición entre socialistas, comunistas y republicanos de izquierda tenía un programa reformista, como la defensa de las reformas sociales del primer gobierno de 1931, que estaban siendo paralizadas o eliminadas por el posterior gobierno conservador. También surgía como respuesta para pedir la liberación de los detenidos y sometidos a proceso por responsabilidades en los hechos ocurridos durante la Revolución de Asturias en 1934 y ante el avance en Europa del fascismo de Hitler o Mussolini. En ese momento también en el vecino país de Francia gobernaba el Frente Popular Francés.

Elecciones de febrero de 1936


miércoles, 23 de marzo de 2011

Estraperlo

El término estraperlo o straperlo es usado en España para referirse al comercio ilegal de bienes sometidos a algún tipo de impuesto o tasa por el Estado. Por extensión, es una actividad irregular o intriga de algún tipo, y se usa como sinónimo de mercado negro. A quien practica el estraperlo se le llama estraperlista.
El origen de este acrónimo está en un escándalo político ocurrido durante la Segunda República Española, producido como consecuencia de la introducción de un juego de ruleta eléctrica de marca "Straperlo", nombre derivado de Strauss, Perel y Lowann, apellidos holandeses de quienes promovieron el negocio, y que habrían aportado al acrónimo letras en cantidad proporcional a la participación en la empresa (otras versiones afirman que el término procede solamente de los dos primeros nombres).
Tres empresarios, Strauss, Perel y Lowann (esta última esposa del primero) con el objetivo de que se autorizara la instalación de una ruleta en el Casino de San Sebastián (Guipúzcoa), sobornaron en 1934 a altos cargos del Gobierno, entre ellos Aurelio Lerroux (sobrino de Alejandro Lerroux, líder del Partido Radical, en aquellas fechas en coalición con la CEDA de José María Gil-Robles) o el ministro de Gobernación, Rafael Salazar Alonso, del mismo partido.
El juego fue prohibido por la policía tras demostrarse que era fraudulento (pues la rueda se controlaba mediante un botón, y por lo tanto la banca ganaba siempre que lo deseaba), lo que no impidió que funcionara también en el Hotel Formentor (Mallorca), donde luego también fue clausurado.
La revelación del caso de corrupción tuvo lugar como consecuencia de la denuncia formulada por el propio Daniel Strauss ante el Presidente de la República Alcalá-Zamora, una vez que Lerroux se negó a pagar la indemnización que Strauss le exigía por la prohibición del juego. El escándalo supuso el derrumbe del Partido Radical.
La polarización que este escándalo provocó fue una de las varias causas que precipitaron el fin de la República y el inicio de la Guerra Civil.
A partir de este escándalo la palabra estraperlo ha quedado como sinónimo de chanchullo, intriga o negocio fraudulento. Así, por extensión, se denominó también estraperlo, durante la posguerra española, al comercio ilegal (mercado negro) de los artículos intervenidos por el Estado o sujetos a racionamiento (decretado por el régimen de Franco desde 1936 hasta 1952), recibiendo el apelativo de estraperlistas los que se dedicaban a tal comercio.

Revolución de octubre de 1934

La Revolución de 1934 o huelga general revolucionaria en España de 1934, fue un movimiento huelguístico, revolucionario que se produjo, entre los días 5 y 19 de octubre de 1934, durante el bienio radical-cedista de la II República. Este movimiento estuvo alentado desde amplios sectores e importantes dirigentes del PSOE y la UGT, como Largo Caballero o Indalecio Prieto y de forma desigual por la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) y el Partido Comunista de España (PCE).
Los principales focos de la rebelión se produjeron en Cataluña y en Asturias, aunque los sucesos más graves tuvieron lugar en esta última región.

martes, 22 de marzo de 2011

Elecciones generales de 1933


El 19 de noviembre de 1933 se celebraron las segundas elecciones generales de la Segunda República Española para las Cortes y fueron las primeras en las que hubo sufragio universal en España. Las elecciones dieron la mayoría a los partidos de derechas, lo que dio lugar al denominado bienio radical-cedista o bienio negro de los años 1934 y 1935.
Aunque la victoria de la derecha fue clara, ya que de los 8.535.200 votos emitidos, 3.365.700 fueron para partidos de derechas, 2.051.500 para partidos de centro y 3.118.000 para los partidos de izquierda.,[2] el reparto de escaños no es representativo de la distribución de votos, debido a la ley electoral. Como ejemplo, los socialistas consiguieron 1.722.000 votos para obtener 58 escaños, mientras que los radicales, con solo 700.000 votos consiguieron 104 escaños (según el historiador Hugh Thomas). El problema de la ley electoral volvería a repetirse en las elecciones generales de 1936 aunque en menor medida, ya que la izquierda obtuvo más del 60% de los escaños sin apenas haber superado el 50% de los votos.
Las Cortes fueron disueltas anticipadamente dando lugar las elecciones generales de 1936.

CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas)

José María Gil-Robles,
líder de la CEDA
La Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) fue una alianza de partidos políticos católicos de derechas, fundada el 4 de marzo de 1933. Se gestó durante el bienio progresista de la II República Española. Su principal inspirador fue Ángel Herrera Oria fundador y director del diario El Debate. Otro de sus fundadores y que posteriormente dirigió la Confederación, fue José María Gil-Robles.
La CEDA es el gran partido de masas de la derecha española en el marco de la II República.
Desde el momento mismo de su constitución se presenta como la alternativa de derechas y de orden al gobierno "socializante" y a la República en general.
Herrera Oria encabezaba la organización católica de carácter social Acción Católica. En 1931 logró aglutinar en torno a El Debate a un grupo de católicos interesados en defender sus principios religiosos en el marco de la República, llegando a formar el partido Acción Nacional, fundado el 29 de abril de 1931, quince días después de proclamarse la II República; para, posteriormente, pasar a ser Acción Popular, el partido más importante de la coalición.
La sublevación de agosto de 1932 conocida como la Sanjurjada aconsejaba a los dirigentes de Acción Popular a desligarse de los otros grupos de derecha pasa de este modo acentuar su independencia, ya que proclamaba que para alcanzar el poder solo emplearía el camino de la legalidad. Cuando Gil Robles en El Debate el deber de acatamiento muchos monárquicos abandonan el grupo destacando Esteban Bilbao, Antonio Goicoechea y José María Albiñana.
El 5 de enero de 1933 Gil Robles esboza programa y táctica, concretando las condiciones para ingresar en la confederación derechista proyectada.
La idea de formar una confederación fue patrocinada por Luis Lucía Lucia quien como jefe de Derecha Regional Valenciana expuso con reiteración normas y caminos que fructificaron en el Congreso celebrado en Madrid entre los días 27 de febrero y 2 de marzo acudiendo más de 400 delegados, que representaban a 735.000 cotizantes.
El factor común a estos partidos era su especial interés por las cuestiones clericales y su repulsa a las reformas que en estas cuestiones se emprendieron en la primera legislatura de la República: La laicidad del Estado con la división de poderes Iglesia y Estado, la reforma de la enseñanza que prohibía los símbolos religiosos en las escuelas y otras cuestiones menores de caracter clerical, pero que asumían como especialmente importantes. Fueron especialmente sensibles a los desordenes públicos que acabaron con la quema de iglesias y conventos. La CEDA consiguió ser el partido más importante de la derecha, llegando a contar con cerca de 700.000 afiliados. Esa penetración en la sociedad, que la convirtió en un partido de masas, la consiguió utilizando principalmente organizaciones católicas.
José María Gil-Robles, que ya era el líder parlamentario, primero de Acción Nacional y después de Acción Popular, pasó a ser el líder de la CEDA. Visitó Alemania interesándose por los medios de propaganda política utilizada por los nazis y estuvo presente en la reunión de Nuremberg.
La Confederación era un partido de ideología clerical conservadora, partidaria de un Estado corporativo, por lo que si para algunos se podía asimilar a la Democracia Cristiana, historiadores la han calificado de inspiración fascista, muy especialmente en lo que hace referencia a su organización juvenil, las Juventudes de Acción Popular (JAP). Ellos situaban como su modelo al Partido conservador inglés; si bien mostraban en el parlamento español un claro apoyo a los regímenes fascistas de Alemania e Italia. La CEDA seguía la corriente de opinión, ya manifestada dentro de Acción Popular, partidaria de aceptar las instituciones republicanas, a pesar de la procedencia monárquica de muchos de sus miembros, para la defensa, desde dentro, de sus intereses sociales y económicos. Resumía su programa en el lema "Religión, Familia, Patria, Orden, Trabajo y Propiedad".
Para las elecciones del 19 de noviembre de 1933 formó coalición con varios partidos, como el monárquico Renovación Española (también proveniente de Acción Católica), con el fin de aprovechar las ventajas que la ley electoral otorgaba a la mayoría, obteniendo 115 actas de diputado convirtiéndose en la primera fuerza política en el Parlamento, pero sin la fuerza necesaria para formar gobierno, por lo que en un principio se limitó a condicionar la política del gobierno formado por Lerroux. A este periodo, algunos historiadores lo denominan como el "Bienio Negro" significando que fueron años reaccionarios y marcados por el fascismo.También aparecen en la historiografía otras denominaciones como: "Bienio Radical-Cedista" y "Bienio Rectificador".
La anulación, por parte del gobierno Lerroux, de las reformas emprendidas en la primera legislatura y la constitución de un nuevo gobierno, que incorporaba a tres ministros de la CEDA, en octubre de 1934, fueron respondidas con una sublevación de sectores de izquierda (lo que se llamó Revolución de octubre de 1934).
Las elecciones del 16 de febrero de 1936 dieron la victoria a la alianza de izquierdas del Frente Popular, aunque por partidos individualmente, el CEDA siguió siendo el partido más votado. Como partido más votado, el CEDA deseaba formar gobierno, lo que hubiese dado cierta estabilidad si se hubiese unido con el partido republicano, aglutinando en el gobierno todas las ideologías de la sociedad, tanto de derechas como de izquierdas, pero Manuel Azaña se negó en rotundo a formar gobierno con la derecha y romper la alianza de izquierdas. Desde entonces, la CEDA, y principalmente su líder Gil-Robles, maniobraron para que se decretara la ley marcial y se anularan las garantías constitucionales para así impedir que el Frente Popular tomara posesión del gobierno.
En un clima de violencia generalizada, miembros de la CEDA estuvieron en contacto con un grupo de generales, entre ellos Mola, Franco, Goded..., conspirando para propiciar el golpe de Estado que se materializaría el 17 de julio.[10] El parcial fracaso de éste desembocó en la Guerra Civil. En el bando nacional, fueron disueltos todos los partidos políticos en 1937, integrándose muchos de sus militantes y dirigentes en Falange Española (posteriormente Movimiento Nacional), como es el caso del dirigente cedista Ramón Serrano Súñer.

Partido Republicano Radical

Alejandro Lerroux,
líder del Partido Radical
El Partido Republicano Radical fue un partido político español fundado por Alejandro Lerroux en 1908 en Santander, al escindirse éste de la histórica Unión Republicana de Nicolás Salmerón.
De bases ideológicas muy volátiles, sus planteamientos oscilaron entre su inicial radicalismo anticlerical y violento, que le llevó a participar muy activamente en los hechos de la Semana Trágica de Barcelona (1909), y su posterior republicanismo moderado, acogiendo actitudes conservadoras, que le llevaron a colaborar con la derecha monárquica y confesional, representada por la CEDA, durante la II República.
En los estertores del reinado de Alfonso XIII, el Partido Republicano Radical fue uno de los firmantes principales del Pacto de San Sebastián, y como tal participó en el Comité Provisional que comandó el derrocamiento de la Monarquía y en el Gobierno Provisional que sustituyó al Gobierno de la Corona tras la proclamación de la II República, el 14 de abril de 1931.
Durante el primer bienio republicano, en el que ocupó 89 asientos en las Cortes Constituyentes, el Partido Radical se distinguió por liderar la oposición parlamentaria desde el centro-derecha a las políticas izquierdistas de los gobiernos de Azaña, durante el primer bienio (1931-1933), lo que le sirvió para atraer a ciertas figuras políticas moderadas que fueron monárquicas antes de la Dictadura de Primo de Rivera, como Santiago Alba.
Tras las elecciones de 1933, que arrojaron una mayoría de las derechas en el Parlamento y en las que obtuvo 104 escaños, el Partido Republicano Radical lideró el gobierno de la República, primero en solitario (un gabinete monocolor apoyado por la CEDA), y después en coalición con la CEDA de José María Gil-Robles. A lo largo de su mandato, tuvo que hacer frente a la Revolución de octubre de 1934, alentada precisamente por los socialistas en respuesta a la participación cedista en el gobierno, y que resultó particularmente violenta en Asturias; y a la simultánea rebelión de la Generalidad y su presidente, Lluís Companys (Esquerra Republicana de Cataluña), quien violentó el régimen constitucional en Cataluña al proclamar unilateralmente el Estado catalán dentro de una inexistente República Federal Española. Tras controlar la situación en el resto del país, el Gobierno radical detuvo a Companys, suspendió la Generalidad y mandó a la Legión a combatir la insurrección obrera en Asturias, que fue duramente reprimida bajo la dirección del general Franco.
Los gobiernos radicales se sucedieron, progresivamente debilitados por numerosos escándalos de corrupción (entre ellos, el del estraperlo) en que se vieron envueltos sus líderes, y cada vez más impotentes para estabilizar una situación político-social cada vez más crispada y enrarecida, hasta 1936, en que el triunfo de la coalición de las izquierdas dio paso al Gobierno del Frente Popular.
Como el resto de partidos políticos activos durante la República, el Partido Radical Republicano fue ilegalizado tras la victoria del bando sublevado en la guerra civil.

La Sanjurjada

Se conoce como La Sanjurjada al fallido golpe de Estado que intentó parte del ejército español la madrugada del 10 de agosto de 1932 contra la II República liderado desde Sevilla, por el general Sanjurjo. Tras el golpe, Sanjurjo, fue en primer lugar condenado a muerte, y posteriormente, tras una temporada en el Dueso, fue exiliado a Estoril (Portugal), desde donde trató de volver años después para ponerse al frente de los sublevados en 1936.

Los faístas y los treintistas

Los faístas

La Federación Anarquista Ibérica (FAI) es una organización fundada en 1927 en la playa de El Saler, Valencia, como continuación de dos organizaciones anarquistas, la portuguesa, Unión Anarquista Portuguesa y la española Federación Nacional de Grupos Anarquistas de España, teniendo de esta forma un ámbito de actuación ibérico. En la actualidad la organización forma parte de la Internacional de Federaciones Anarquistas.
Desde su fundación hasta el advenimiento de la dictadura franquista desempeña un papel importante en el movimiento obrero español, sobre todo a través de la denominada trabazón con la CNT, es decir la presencia de elementos faístas en la organización anarcosindicalista. La intención era que el sindicato no se alejase de los postulados ácratas. De esta manera, en la década de 1930 el sector faísta de la CNT se opuso al treintista.

Los treintistas

El treintismo fue una corriente ideológica y sobre todo movimiento que se dio dentro de un sector reformista de la organización anarcosindicalista CNT, que defendía una fase de preparación unos años antes del inicio de la revolución social, además de una cierta desmitificación del "mito revolucionario" y que pugnaba con otra tendencia más radical del sindicato representada por el sector faísta.
Recibe su nombre de un documento llamado Manifiesto de los Treinta. Llamados a veces posibilistas, moderados o reformistas, entre los treintistas estuvieron anarquistas como Ángel Pestaña, Juan López Sánchez o Juan Peiró.

Sucesos de Casas Viejas (enero de 1933)

Los sucesos de Casas Viejas es el nombre con el que ha pasado a la historia uno de los episodios más importantes y trágicos de la Segunda República Española, y catalizador de la caída de Manuel Azaña como presidente del Consejo de Ministros; así como aura de desprestigio de la autoridad gubernamental republicana por parte de las clases populares.
En 1933 España se encuentra inmersa en la llamada Revolución de Enero de 1933, una insurrección huelguista de tres semanas de duración, durante la cual se desarrollaron los asesinatos de Casas Viejas que conmocionaron a la opinión pública española contemporánea.
El 11 de enero de 1933 tuvo lugar en la localidad gaditana que actualmente se llama Benalup-Casas Viejas una revuelta protagonizada por un amplio grupo de anarquistas de la CNT secundando la huelga general revolucionaria convocada por la central sindical a nivel nacional, con la intención de hacer la revolución, para así conseguir llegar a organizarse sin gobierno, atendiendo a su ideología libertaria. Hicieron reparto de alimentos para los más necesitados, abolición de la propiedad privada, destituyendo al alcalde e intentando tomar el cuartel de la Guardia Civil, donde se encontraban un sargento y tres números. Durante el enfrentamiento hirieron de muerte al sargento y a uno de los números.
Enterado el Gobierno, envió inmediatamente fuerzas de la Guardia Civil y de la Guardia de Asalto, todos ellos al mando del capitán Manuel Rojas que entraron a tiros en el pueblo, incendiaron la casa donde se habían refugiado algunos de los dirigentes de la insurrección, entre ellos Francisco Cruz Gutiérrez, conocido como "Seisdedos" que muere calcinado junto a otros vecinos al ser incendiada su choza por la Guardia de Asalto, y luego procedieron a una serie de detenciones: fusilando a participantes, sospechosos, vecinos y a sus familiares aleatoriamente, algunos de los cuales fueron ejecutados tras sufrir tremendas torturas (algunos fueron quemados vivos).
Un testigo presencial, guardia de Asalto, escribió jornadas después de los asesinatos que «allí estuvimos hasta el final de la toma, que fue a las cuatro y cinco de la madrugada que se sintieron los últimos tiros».
Conocidos los hechos en el resto de España, se produjo un gran escándalo periodístico y parlamentario, que conmocionó a la sociedad española. Por 170 votos a favor y 130 en contra, las Cortes aprobaron la creación de una Comisión de investigación sobre los sucesos el 24 de febrero, formada por Manuel Muñoz Martínez, Puig Ferrater, Gabriel Franco, Poza Juncal, Fernando González Uña, Jiménez Asúa, Miguel García Bravo-Ferrer, Lara, Botella y Casanueva. El 15 de marzo la Comisión elabora un informe definitivo en el que reconoce la existencia de los fusilamientos. Sin embargo, el Gobierno gana una moción de confianza el 24 de marzo por 210 votos contra 1. No obstante, este hecho hizo perder mucha popularidad al gabinete de Azaña y, a la larga, sería una de las causas de su caída en las elecciones de noviembre de 1933. El movimiento libertario, además, inició desde entonces un llamamiento social de rechazo hacia la autoridad republicana que caló profundamente entre las clases populares, cada vez más distanciadas de un República burguesa que no cumplía sus anhelos de justicia y equidad social.
El capitán Rojas acusó en el proceso de estar simplemente cumpliendo las órdenes de Azaña, quien había indicado hacer el mayor número de muertos, mediante la frase: "No quiero heridos, los tiros a la barriga". Sin embargo, en el juicio posterior no se probaron estos comentarios.
El periódico de la CNT describió los hechos como "Fue una razzia de mercenarios de la Legión en un aduar rifeño". Numerosos periodistas y militantes ácratas, entre ellos Ramón J. Sender, Eduardo de Guzmán y Francisco Ascaso, acudieron días después de los sucesos a la localidad a cubrir la noticia y solidarizarse con los vecinos represaliados.
En julio de 1934, 26 campesinos de Casas Viejas fueron juzgados por los delitos de posesión de armas de guerra y ejecución de actos contra las fuerzas armadas. Diez fueron absueltos y, de los restantes, uno condenado a 6 años de prisión, cuatro a 5 años, dos a 3 años, seis a 2 años y tres a 1 año.

viernes, 11 de marzo de 2011

José Antonio Aguirre

José Antonio Aguirre
(José Antonio Aguirre Lecube; Bilbao, 1904 - París, 1960) Primer presidente del gobierno autónomo vasco. Era abogado -formado por los jesuitas de la Universidad de Deusto- y procedía de una familia de industriales vizcaínos. Su vida política se desarrolló al calor de las libertades de la Segunda República: en 1931 fue elegido alcalde de Guecho y diputado en las Cortes constituyentes.
Pronto se impuso como líder del Partido Nacionalista Vasco, resultando elegido diputado nuevamente en 1933 y en 1936. Ya iniciada la Guerra Civil, las Cortes aprobaron el Estatuto de Autonomía del País Vasco, y Aguirre fue elegido lehendakari (presidente del Gobierno) por una asamblea de alcaldes reunida en Guernica en 1936.
Su política estuvo orientada por sus convicciones conservadoras, católicas y nacionalistas (restablecimiento del orden público, protección del culto y fundación de una universidad vasca); pero también fuertemente condicionada por la situación de guerra (organización de unas fuerzas armadas).
Tras la caída de Bilbao en 1937, se trasladó a Barcelona; y luego, ante la derrota del bando republicano, se exilió en París (1939). El estallido de la Segunda Guerra Mundial y la persecución nazi le obligaron a ocultarse y a huir a Estados Unidos. En 1945 regresó a París, donde siguió ostentando simbólicamente el cargo de presidente del Gobierno Vasco hasta su muerte.

Francesc Macià

Francesc Macià
(Vilanova i la Geltrú, 1859-Barcelona, 1933) Político catalán. Se integró en el movimiento Solidaritat Catalana y en 1907 fue elegido diputado nacional, por lo que hubo de renunciar a su carrera militar. En 1922 creó el partido Estat Català, destinado a agrupar el catalanismo radical y de izquierdas. Exiliado durante el período en el que dirigió el Gobierno el general Primo de Rivera, en 1926 intentó entrar en Cataluña al frente de una partida para promover un levantamiento general, pero fue detenido por la gendarmería francesa. Regresó a Cataluña en 1931 e integró su partido en Esquerra Republicana. En 1931 proclamó el Estado Catalán dentro de la República Federal Española. Tras una serie de negociaciones, aceptó transformar el Gobierno de Cataluña en Gobierno de la Generalidad de Cataluña y elaborar un estatuto de autonomía. Elegido presidente de la Generalidad en 1932, se esforzó en reflejar el ideario autonómico de su partido desde su acción de gobierno, que concluiría con la derrota electoral de su partido (noviembre de 1933).

Francisco Largo Caballero

Francisco Largo Caballero
Francisco Largo Caballero (Madrid, 15 de octubre de 1869París, 23 de marzo de 1946) fue un sindicalista y político español marxista, histórico dirigente del Partido Socialista Obrero Español y la Unión General de Trabajadores. Durante la Segunda República Española fue Ministro de Trabajo (1931-1933) y Presidente del Gobierno (19361937).
Estuquista de profesión, Largo Caballero ya participó en la primera huelga de obreros de la construcción en el año 1890 y se afilió al PSOE en 1894, siendo uno de los más eficaces colaboradores de Pablo Iglesias. En 1909 fue deportado por su campaña contra la guerra de Marruecos.
Participó en el Comité que organizó la huelga general revolucionaria de 1917 y, tras el fracaso de la misma, fue condenado a cadena perpetua e internado en el penal de Cartagena. Sin embargo, su encarcelamiento no duró mucho ya que fue puesto en libertad al resultar elegido diputado en las elecciones celebradas el año siguiente.
A la muerte en 1925 de Pablo Iglesias, fundador del partido, le sucedió junto a Julián Besteiro al frente de su sindicato, la UGT. Fue Vicepresidente (19081918) y secretario general (19181932 y 1934-1938) de la central sindical socialista.
Moderado en sus planteamientos al principio de su vida política, colaboró activamente con el gobierno de la dictadura del general Primo de Rivera aceptando el cargo de Secretario de Estado para el Trabajo, lo que permitió que el sindicato siguiera funcionado con normalidad con el Directorio militar sin provocar alteraciones en el orden público ni protestas contra la situación. Este hecho motivó una agria polémica con Indalecio Prieto, contrario a esta colaboración activa con la dictadura e impulsor después del movimiento republicano. Ello no impidió que apoyara, en todas las instancias, el buen hacer del dictador.
Ministro de Trabajo en 1931 con el primer gobierno de la II República, presidido por Alcalá-Zamora, continuó en el cargo hasta 1933 en los dos gobiernos siguientes, presididos por Azaña. Gozó de gran popularidad entre las masas obreras, que se veían reflejadas en él y en su forma de vida austera.
En 1933 se produce el triunfo electoral de la CEDA y tras la regresión que se observa en la política social de esta coalición, su pensamiento evoluciona hacia planteamientos más radicales y comienza a hablar de «revolución socialista» para destruir por la fuerza a la República burguesa y reaccionaria, y apoyar los planteamientos que darían lugar en octubre de 1934 a la fracasada revolución, que alcanza gran virulencia especialmente en Asturias y Cataluña y que es reprimida por el general López Ochoa a las órdenes de la República. De nuevo es juzgado y condenado a treinta años de cárcel, aunque pronto fue puesto en libertad.
En noviembre de 1935 fue procesado en el Supremo por el nuevo Fiscal General de la República, Marcelino Valentín Gamazo, acusándolo nuevamente de rebelión militar como cabecilla de la Revolución del 34. Fue absuelto el 1 de diciembre.
Partidario de la alianza entre los diversos sindicatos y partidos obreros abogó por un pacto con el Partido Comunista y con el sindicato anarquista CNT, lo que provocó su enfrentamiento con otros líderes socialistas, en especial con Indalecio Prieto. Este enfrentamiento entre los revolucionarios caballeristas y los moderados prietistas fue incrementándose, hasta el punto que Largo Caballero llegó a ser denominado popularmente el «Lenin español» por estar a favor de la Sovietización.
Tras el derrumbe del gobierno Giral, el 4 de septiembre de 1936, ya en plena Guerra Civil, fue designado jefe del gobierno y ministro de la Guerra organizando un Estado revolucionario sobre las ruinas del republicano con la ayuda del poder de las milicias armadas, que habían sustituido el Estado de Derecho por comités de milicianos que aplicaban la justicia revolucionaria a su antojo, buscando, fundamentalmente, la eliminación física del adversario político normalmente tras un simulacro de juicio. Su instrumento, al principio, fue Stalin y el PCE estalinista. Con Stalin se cruza una carta en la que el dictador soviético le aconseja que cuide mucho la fachada burguesa de la República parlamentaria, en especial la facción de Azaña, y Largo le responde, sincerísimo, que el Parlamento goza de un «predicamento escaso entre nosotros». Lo cual, aunque imprudente era rigurosamente cierto. Su gran preocupación, aparte del curso de la contienda, es intentar mantener la disciplina en el ejército y la autoridad dentro de la zona republicana a cualquier precio. No obstante, el descontento por el curso desfavorable de la guerra y la insurrección protagonizada por el POUM y un sector de la CNT que se produce en Barcelona en mayo de 1937, al intentar tomar la policía el edificio de la Telefónica, bajo control de la CNT, y la negativa de Largo Caballero a firmar la ilegalización del POUM frente a presiones soviéticas, son utilizados, por los socialistas leales a Indalecio Prieto, los comunistas del PCE y los republicanos de izquierdas con el pleno consentimiento de Manuel Azaña como pretexto para provocar una crisis gubernamental y forzar su dimisión, siendo sustituido al frente del gobierno por el doctor Juan Negrín, también socialista.
En 1939, tras la derrota republicana, se exilió en Francia. Al producirse en 1940 la ocupación de Francia por parte de la Alemania del Nacionalsocialismo es arrestado por las tropas de ocupación e internado en el campo de concentración de Sachsenhausen-Oranienburg, donde pasó la mayor parte de la II Guerra Mundial. Liberado al final de la misma por el Ejército Rojo, murió en el exilio en París, el 23 de Marzo de 1946, siendo sus restos depositados, tras un entierro multitudinario, en el cementerio parisino de Père Lachaise, frente a los mártires de la Comuna. Con la llegada de la democracia a España sus restos mortales fueron trasladados a Madrid en 1978, donde se celebró un funeral en su memoria al que acudieron 500.000 personas convocadas por las organizaciones socialistas (PSOE, UGT y JSE). Ese mismo año la UGT creó la Fundación que lleva su nombre.

Marcelino Domingo

Marcelino Domingo
Marcelino Domingo Sanjuán (Tarragona, 25 de abril de 1884 - Toulouse, Francia, 2 de marzo de 1939) fue un maestro, periodista y político español de la Segunda República.
Nacido y crecido en Tarragona, obtuvo en esa ciudad el título de Maestro, en 1903. Ese mismo año se traslada a Tortosa, donde empieza a ejercer la docencia y entra en contacto con los ambientes republicanos.
Su carrera política se inicia en 1909, cuando es elegido concejal republicano del Ayuntamiento de Tortosa. Su influencia en los círculos republicanos se consolida con su entrada en el Consejo General de la Unión Federal Nacionalista Republicana (UFNR), y su posterior elección como diputado en Cortes, en las elecciones de 1914.
Su actividad política va en aumento durante la Restauración y la dictadura de Primo de Rivera. Así, participa en la creación del Bloc Republicà Autonomista (BRA) en 1915, que después evolucionaría hacia el Partido Republicano Catalán en 1917. Es uno de los protagonistas de la Asamblea de Parlamentarios y de la preparación de la huelga general revolucionaria impulsada en 1917 por el PSOE y la UGT, entre otros. Domingo es el principal propulsor de la propuesta de autonomía para Cataluña, rechazada por las Cortes monárquicas en 1918, e impulsó también la efímera plataforma republicana Alianza de Izquierdas (1921-1923), en la que se integraría el PSOE.
En 1929, fundó y se convirtió en el líder del nuevo Partido Republicano Radical Socialista, organización desde la que participó en 1934, junto con Manuel Azaña (Acción Republicana) y Santiago Casares Quiroga (ORGA), Izquierda Republicana, en la creación de Izquierda Republicana.
Marcelino Domingo fue ministro de Instrucción Pública durante el bienio izquierdista y en el primer gobierno del Frente Popular.

Misiones Pedagógicas

Las Misiones Pedagógicas fueron un proyecto educativo español creado en el seno del Museo Pedagógico Nacional y de la Segunda República Española e inspirado en la filosofía de la Institución Libre de Enseñanza, dieron comienzo en 1931 y finalizaron con el comienzo de la guerra civil en 1936.
Debido a la mala situación educativa de España en comparación con otros países europeos, a la alta tasa de analfabetismo -en torno al 44%- localizada principalmente en el ámbito rural, y a la voluntad del Gobierno de la Segunda República por mejorar esta situación, se crean y desarrollan las llamadas "Misiones pedagógicas". Siendo Presidente Niceto Alcalá-Zamora y Ministro de Instrucción Pública Marcelino Domingo, el 29 de mayo de 1931, se creó por Decreto el Patronato de Misiones Pedagógicas con el encargo de «difundir la cultura general, la moderna orientación docente y la educación ciudadana en aldeas, villas y lugares, con especial atención a los intereses espirituales de la población rural».
Dependía del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes y estaba dirigido por una Comisión Central, cuya sede se encontraba en el Museo Pedagógico. Este Museo, que había comenzado a funcionar en 1884 como centro de investigación muy vinculado -tanto por sus colaboradores como por su tarea- con la Institución Libre de Enseñanza, se convirtió en pieza fundamental del proceso de renovación de la Enseñanza Pública que culminaría en los años de la Segunda República. Ya en 1881 Francisco Giner había propuesto una serie de medidas para la reforma de la institución pública que incluían la idea de las Misiones. En ellas Giner sugería la creación de unas Misiones Ambulantes que incluían los servicios que luego ofrecerían las Misiones Pedagógicas: el servicio de biblioteca, el museo del pueblo, el cine, el coro y el teatro del pueblo, con su sección de música y su retablo de fantoches.
Entre los días 17 y 25 de diciembre de 1931 se realizó la primera de esas Misiones Pedagógicas en la localidad segoviana de Ayllón.
El Patronato de las Misiones Pedagógicas fue presidido inicialmente por Manuel Bartolomé Cossío y la Comisión Central estaba formada, entre otros, por el Director del Museo Pedagógico (que actuaba como Vicepresidente) Rodolfo Llopis, Marcelino Pascua, Antonio Machado, Pedro Salinas, Óscar Esplá, Ángel Llorca y Luis Álvarez Santullano (que ejercía de Secretario).
Los verdaderos protagonistas de estas misiones fueron los habitantes de los pueblos y aldeas donde llegaron, además de los que colaboraron en ellas como maestros, actores, escritores, figurinistas, pintores, etc. Entre ellos, destacó como director del grupo de teatro de las Misiones el dramaturgo Alejandro Casona.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Las reformas del bienio de izquierdas (1931-1933). Las reformas laborales

Las reformas del bienio de izquierdas (1931-1933). La reforma del Estado centralista

¿Cómo fue la II República española?






Existe un importante error cuando se viene a decir que el presidente del gobierno durante el bienio radical-cedista fue Gil Robles. Éste era el líder de la CEDA, pero jamás llego a ser jefe de gobierno, siend durante dicho período el presidente del ejecutivo Alejandro Lerroux (Partido Radical).

Las reformas del bienio de izquierdas (1931-1933). La reforma agraria


La Ley de Bases de la Reforma Agraria española, promulgada el 9 de septiembre de 1932, fue el mayor proyecto al que se enfrentó el gobierno de la Segunda República por tres razones:
  • España seguía siendo un país de base agrícola de bajo rendimiento.
  • Casi el 50% de la población activa era campesina y de ellos la mayoría eran jornaleros, es decir, sin tierras.
  • El sur de España tenía una estructura latifundista, por lo que amplios sectores sociales soportaban una situación de miseria y paro que los llevaba a realizar ocupaciones ilegales de tierras, influidos por el movimiento anarquista.
Para solucionar esta situación desde el primer gobierno provisional se tomaron unas medidas que más tarde se aprobarían en la ley de reforma agraria:
  • Se prohibía a los propietarios de tierras que echaran a los campesinos que arrendaban las tierras.
  • Se aplicaba también a los jornaleros las jornadas de 8 horas ya conseguidas por los obreros industriales.
  • Se obligaba a contratar para el trabajo de las tierras a jornaleros del propio municipio.
  • Se obligaba a los propietarios a cultivar las tierras bajo amenaza de confiscación para evitar que los terratenientes boicotearan a la república dejando las tierras sin cultivar.
La reforma, sin resultar un fracaso absoluto, representó una gran frustración para los campesinos debido al atraso en elaborar la ley (un año y medio tras la proclamación de la república), la lentitud del Instituto de Reforma Agraria, encargado de elaborar el inventario de tierras expropiables y la falta de dinero para expropiar las tierras, que debían ser indemnizadas previamente.
Su aplicación fue suprimida por la Ley de Contrarreforma Agraria durante el bienio radical-cedista, pocos meses después de su aprobación, y anulada totalmente en la zona bajo el control de los sublevados durante la Guerra Civil Española y en toda España tras la victoria franquista.

Diapositivas sobre la II República

Las reformas del bienio de izquierdas (1931-1933). La cuestión religiosa

Constitución de 1931

En junio de 1931, tuvieron lugar las elecciones a Cortes Constituyentes en un ambiente de relativa tranquilidad. Las urnas dieron una clara mayoría de la coalición republicano-socialista. La nueva Constitución, aprobada en diciembre de 1931, reflejó las ideas de esta mayoría. Estos son sus principales rasgos:
  • Soberanía popular. Se declaraba al nuevo estado español como una "República democrática de trabajadores de todas clases".
     
  • Sufragio universal masculino y femenino. Tras un largo y complejo debate en las Cortes, las mujeres españolas obtuvieron el derecho de voto.
     
  • Extensa declaración de derechos y libertades.
    • Derechos civiles: divorcio, equiparación hijos legítimos e ilegítimos.
    • Derecho a la educación.
       
  • Poderes del Estado
    • Poder legislativo quedó en manos de unas Cortes unicamerales.
    • Poder ejecutivo
      • Presidente de la República con escasos poderes.
      • Jefe de Gobierno, nombrado por el Presidente pero que debía contar con la aprobación de las Cortes.
    • Poder judicial en manos de los tribunales de justicia.
       
  • Por primera vez en nuestra historia, se establece el derecho de las regiones a establecer Estatutos de Autonomía.
     
  • En lo relativo a la "cuestión religiosa" se establece un estado laico:
    • Separación de la Iglesia y el Estado
    • Desapareció el presupuesto de culto y clero
    • Prohibición de ejercer la educación
    • Libertad de conciencia y cultos

Clara Campoamor

Clara Campoamor
Política española, pionera de la militancia feminista (Madrid, 1888 - Lausana, 1972). Procedente de una familia modesta, estudió la carrera de Derecho al mismo tiempo que trabajaba, y se licenció en la Universidad de Madrid en 1924. Al tiempo que ejercía su actividad como abogada, sus inquietudes políticas le llevaron a aproximarse a los socialistas y a fundar una Asociación Femenina Universitaria.
Con el advenimiento de la Segunda República (1931), obtuvo un escaño de diputada por Madrid en las listas del Partido Radical. Formó parte de la Comisión constitucional, destacando en la discusión que condujo a aprobar el artículo 36, que reconocía por vez primera el derecho de voto a las mujeres.
Los gobiernos de la República le confiaron otros cargos de responsabilidad, como la vicepresidencia de la Comisión de Trabajo, la dirección general de Beneficencia, la participación en la comisión que preparó la reforma del Código Civil o la presencia en la delegación española ante la Sociedad de Naciones. También fundó una organización llamada Unión Republicana Femenina.
No consiguió renovar su acta de diputada en las elecciones de 1933. Y abandonó España en 1938, ante la inminente victoria del alzamiento de los militares reaccionarios; el subsiguiente régimen de Franco no le permitió regresar al país, de manera que permaneció exiliada, primero en Argentina, y, desde 1955 hasta su muerte, en Suiza.
Fue una gran valedora de la igualdad de derechos de la mujer, en cuya defensa publicó numerosos escritos (como El derecho femenino en España de 1936, o La situación jurídica de la mujer española de 1938).

Mujeres de hoy - De Clara Campoamor a la ley de paridad


Manuel Azaña

Manuel Azaña
(Manuel Azaña Díaz; Alcalá de Henares, Madrid, 1880 - Montauban, Francia, 1940) Político español, presidente de la Segunda República. Procedente de una familia liberal, Azaña estudió Derecho en Zaragoza y Madrid, doctorándose con una tesis sobre La responsabilidad de las multitudes; entró por oposición en la función pública (1910); y completó su formación con una beca de la Junta para Ampliación de Estudios en París en 1911-12. Su actividad intelectual le llevó a la secretaría del Ateneo de Madrid, puesto que ocupó entre 1913 y 1920; su interés por los asuntos militares se inició al ser comisionado por el Ateneo para visitar los frentes de la Primera Guerra Mundial en Francia e Italia (1916).
En 1913 ingresó en el Partido Reformista de Melquiades Álvarez y participó con Ortega y Gasset en la fundación de la Liga de Educación Política; en 1918 fundó la Unión Democrática Española; pero fracasó en sucesivos intentos de ser elegido diputado en las Cortes de la Restauración (1918 y 1923). Se apartó temporalmente de la política para dedicarse al periodismo, primero como corresponsal en París (1919-20), luego al frente de La Pluma (1920-23) y finalmente como director de la revista España.
Bajo la dictadura Primo de Rivera abandonó el Partido Reformista y se declaró partidario de la República, fundando Acción Republicana (1925); al mismo tiempo, crecía su prestigio intelectual, con la publicación de obras como El jardín de los frailes o Ensayos sobre Valera. En 1930 accedió a la presidencia del Ateneo y, ya como figura de alcance nacional, participó en el Pacto de San Sebastián para derrocar a la monarquía.
Al proclamarse la República española (14 de abril de 1931), Azaña se integró en el gobierno provisional como ministro de la Guerra. Participó activamente en las Cortes constituyentes. Y asumió la Presidencia del Consejo de Ministros cuando las discrepancias sobre las relaciones Iglesia-Estado llevaron a Alcalá Zamora a abandonar el gabinete.
Como jefe de un gobierno formado por socialistas y republicanos de izquierdas (1931-33), Azaña impulsó un amplio programa de reformas: secularizó la vida pública (legalizando el matrimonio civil y el divorcio), reformó el ejército, puso en marcha una reforma agraria y concedió la autonomía a Cataluña. Todo ello le enfrentó con las fuerzas conservadoras, pero no fue suficiente para asegurarle el apoyo del movimiento obrero, en un momento en que la depresión económica mundial agudizaba las dificultades; desprestigiado por la represión armada de un levantamiento campesino en Casas Viejas (Cádiz), hubo de dimitir y perdió las elecciones de 1933, que dieron el gobierno a la derecha.
En 1934 fusionó su partido con los radicales de Marcelino Domingo, formando Izquierda Republicana (1934), partido con el cual realizó una efectiva campaña de oposición al gobierno. La ascensión de Gil Robles al poder, interpretada como el triunfo del fascismo en España, le llevó a participar primero en la fracasada Revolución de Octubre de 1934 (por lo que pasó algún tiempo en prisión) y a integrarse después en un Frente Popular con todas las fuerzas de izquierdas.
El triunfo de dicha formación en las elecciones de febrero de 1936 devolvió a Azaña a la jefatura del gobierno y le promovió después a la Presidencia de la República (mayo). Enseguida retomó el programa reformista del primer bienio republicano, pero apenas tuvo tiempo de desarrollarlo, por el golpe de Estado que, a partir de julio, dio paso a la Guerra Civil (1936-39).
Azaña se fue quedando progresivamente aislado, sin capacidad para mantener la unidad y el orden en el bando republicano, ante el radicalismo y los conflictos internos de las organizaciones obreras. Refugiado en su papel de intelectual, se permitió reflexionar sobre la guerra en La velada en Benicarló (1937); y defendió la conveniencia de acelerar un final negociado de la contienda, ante la perspectiva inexorable de la derrota (lo cual le enfrentó con Negrín). Perdida la guerra se exilió en Francia y renunció a la Presidencia (1939).

Niceto Alcalá Zamora

Niceto Alcalá Zamora
Político español, primer presidente de la Segunda República (Priego, Córdoba, 1877-Buenos Aires, 1949). Participó en la política de la Restauración desde las filas del Partido Liberal, llegando a ser ministro de Fomento (1917-18) y de la Guerra (1922-23) en sendos gobiernos de García Prieto. Su oposición a la dictadura Primo de Rivera le llevó a declararse partidario de la República en 1930, a participar en el Pacto de San Sebastián para derrocar a la monarquía y a presidir el gobierno provisional que se hizo cargo del poder tras la renuncia de Alfonso XIII, el 14 de abril de 1931.
Su presencia en aquel gobierno representaba la adhesión al régimen republicano de sectores conservadores, católicos y de clase media. Pero pronto entró en conflicto con los dirigentes republicanos más avanzados: discrepó sobre todo de la regulación constitucional de las relaciones Iglesia-Estado, hasta el punto de dimitir y ceder la jefatura del gobierno a Azaña.
No obstante, fue elegido presidente de la República, cargo que ejerció durante cinco años con lealtad a la Constitución; durante el primer bienio entró en conflicto con las predominantes fuerzas de izquierdas; pero no fue mucho mejor su relación con los partidos de derechas que triunfaron en las elecciones de 1933 (enfrentamiento con Gil Robles, indulto al general golpista Sanjurjo contra el parecer del gobierno...).
Tras las elecciones de 1936, que dieron el triunfo al Frente Popular, Alcalá Zamora acabó por ser depuesto como presidente, al haber rebasado el número de disoluciones de las Cortes autorizado por la Constitución en un solo mandato presidencial; una vez más, fue Azaña el encargado de sucederle. Se exilió en París y, más tarde, en Buenos Aires.
En el balance de su actuación política hay que destacar la voluntad de integración que demostró, aceptando lealmente el juego democrático desde posiciones conservadoras; su aspiración de promover una gran opción política de centro que facilitara el consenso estaba condenada al fracaso en una época de tensiones sociales y políticas tan graves como las que acabaron conduciendo -tres meses después de su destitución- a la Guerra Civil.
Alcalá Zamora, famoso por su elocuencia parlamentaria desde las Cortes de la Restauración, fue miembro de la Real Academia Española y dejó una abundante obra escrita (Tres años de experiencia constitucional, Los defectos de la Constitución de 1931, Inventario objetivo de cinco años de República...).

lunes, 7 de marzo de 2011

Vídeo inédito de la II República española

Vídeo sobre la Constitución de 1931

Primeros conflictos y Cortes constituyentes

Gobierno provisional de la II República

Proclamación de la II República española

domingo, 6 de marzo de 2011

Comentario de imagen (página 265)

- Cuestiones:

1. Describe el tipo de fuente utilizada.
2. Identifica las ideas principales, situándolas en su contexto histórico y en el núcleo temático correspondiente.
3. Explica, a grandes rasgos, los conceptos "insurrección militar" y "Directorio Militar".
4. Describe las principales características de la dictadura de Primo de Rivera, incidiendo sobre los origenes del golpe de Estado y el fin de la dictadura. Utiliza para ello la imagen a comentar. Menciona brevemente la relevancia de los pronunciamientos militares en la España del siglo XIX y XX.

Comentario de texto (página 262)

- Cuestiones:

1. Describe el tipo de fuente utilizada.
2. Identifica las ideas principales, situándolas en su contexto histórico y en el núcleo temático correspondiente.
3. Explica, a grandes rasgos, los conceptos "golpe de Estado" y "Directorio Civil".
4. Describe las principales características de la dictadura de Primo de Rivera, incidiendo sobre los hechos que produjeron el golpe de Estado y sus consecuencias. Utiliza para ello el texto a comentar. Menciona brevemente la incidencia de los pronunciamientos militares en la historia de España de los siglos XIX y XX.

Comentario de tabla (página 259)

- Cuestiones:

1. Describe el tipo de fuente utilizada.
2. Identifica las ideas principales, situándolas en su contexto histórico y en el núcleo temático correspondiente.
3. Explica, a grandes rasgos, los conceptos "pistolerismo" y "Sindicato Libre".
4. Describe los principales sucesos en los años previos al establecimiento de la dictadura de Primo de Rivera, incidiendo sobre las causas y consecuencias de éstos. Utiliza para ello la tabla a comentar. Menciona brevemente los principales problemas políticos en el llamado sistema de la Restauración

Comentario de gráfico (página 259)

- Cuestiones:

1. Describe el tipo de fuente utilizada.
2. Identifica las ideas principales, situándolas en su contexto histórico y en el núcleo temático correspondiente.
3. Explica, a grandes rasgos, los conceptos "gobierno de concentración" y "Sindicato Libre".
4. Describe la conflictividad en España durante los años previos a la dictadura de Primo de Rivera, incidiendo sobre las razones y consecuencias de dicha conflictividad. Utiliza para ello el gráfico a comentar. Menciona brevemente la evolución del movimiento obrero desde su aparición en España en el siglo XIX.

Comentario de texto (página 257)

- Cuestiones:

1. Describe el tipo de fuente utilizada.
2. Identifica las ideas principales, situándolas en su contexto histórico y en el núcleo temático correspondiente.
3. Explica, a grandes rasgos, los conceptos "anarquismo" y "huelga general".
4. Describe la crisis de 1917, incidiendo sobre sus causas y consecuencias. Utiliza para ello el texto a comentar. Menciona brevemente la evolución del movimiento obrero en España desde su aparición en el siglo XIX..

Comentario de mapa (página 256)

- Cuestiones:

1. Describe el tipo de fuente utilizada.
2. Identifica las ideas principales, situándolas en su contexto histórico y en el núcleo temático correspondiente.
3. Explica, a grandes rasgos, los conceptos "socialismo" y "huelga general".
4. Describe la crisis de 1917, incidiendo sobre sus causas y consecuencias. Utiliza para ello el mapa a comentar. Menciona brevemente la participación en la vida política de los partidos al margen del turno dinástico.

Comentario de texto (página 254)

- Cuestiones:

1. Describe el tipo de fuente utilizada.
2. Identifica las ideas principales, situándolas en su contexto histórico y en el núcleo temático correspondiente.
3. Explica, a grandes rasgos, los conceptos "religión católica" y "cabilas".
4. Describe detenidamente las razones que llevan a la convocatoria de huelga, incidiendo sobre sus causas y consecuencias. Utiliza para ello el texto a comentar. Menciona brevemente la importancia del movimiento obrero desde su nacimiento en el XIX.

Comentario de texto (página 253)

- Cuestiones:

1. Describe el tipo de fuente utilizada.
2. Identifica las ideas principales, situándolas en su contexto histórico y en el núcleo temático correspondiente.
3. Explica, a grandes rasgos, los conceptos "anarquismo" y "burguesía".
4. Describe el movimiento opositor obrero a la Restauración, incidiendo sobre los principales partidos y sindicatos. Utiliza para ello el texto a comentar. Menciona brevemente las principales crisis durante la segunda parte de la Restauración.

El Gobierno Berenguer y el Pacto de San Sebastián

La caída de Primo de Rivera

La economía durante la Dictadura de Primo de Rivera

Directorio Civil (1925-1930)

Desembarco de Alhucemas (1925)

Unión Patriótica

Golpe de Estado de Primo de Rivera

Miguel Primo de Rivera



El dictador Miguel Primo de Rivera (derecha)
 junto al rey Alfonso XIII

Militar y dictador español (Miguel Primo de Rivera y Orbaneja, Jerez de la Frontera, Cádiz, 1870 - París, 1930). Procedía de una familia de militares ilustres, en la que había destacado su tío Fernando Primo de Rivera, marqués de Estella (1831-1921), héroe de la última guerra carlista, gobernador de Filipinas y varias veces ministro de la Guerra. Miguel ingresó en el ejército a los 14 años y desarrolló la mayor parte de su carrera en destinos coloniales: Marruecos, Cuba y Filipinas (adonde acompañó a su tío) fueron los escenarios que le permitieron ascender rápidamente por méritos de guerra, de manera que en 1912 ya era general.
Vinculado por su formación al grupo de militares africanistas, sin embargo defendió el abandono de las colonias norteafricanas, por lo que hubo de sufrir represalias políticas. Desde 1919 pasó a destinos en la Península, que le pusieron en contacto con los agudos problemas sociales y políticos de la época: fue capitán general de Valencia, de Madrid y de Barcelona.
Desde este último puesto, que ocupó en 1922, se vio confrontado a los problemas de orden público de la ciudad en la época del terrorismo anarquista, del pistolerismo patronal, del auge del catalanismo, de la inestabilidad ministerial y de la descomposición del sistema de partidos. Como reacción, Primo de Rivera enarboló sus ideales militaristas, nacionalistas y autoritarios para dar un golpe de Estado en 1923, que puso en suspenso la Constitución, disolvió el Parlamento e implantó una dictadura.
Con la connivencia del rey Alfonso XIII y la aquiescencia de buena parte de la patronal, del clero, del ejército y de las fuerzas conservadoras, Primo de Rivera encabezó un Directorio Militar que concentró todos los poderes del Estado excluyendo a los políticos profesionales. Inicialmente encontró poca resistencia, en la medida en que venía a sustituir a un régimen desprestigiado y en que prometía una dictadura meramente transitoria inspirada en los ideales expresados por los regeneracionistas de comienzos de siglo (como Joaquín Costa), para restaurar el orden y desarraigar la influencia caciquil de la vida política (incluso los socialistas le prestaron una benévola neutralidad). Aunque formalmente se inspirara a veces en el modelo fascista de la Italia de Mussolini, su dictadura fue más moderada y conservadora.
Durante los años del Directorio Militar (1923-25) se limitó a perseguir a los anarquistas (cuyo sindicato CNT fue declarado ilegal), a liquidar la Mancomunidad de Cataluña (primer experimento de autogobierno regional), a desterrar de la vida política a los partidos y las instituciones representativas (sustituidos por tecnócratas conservadores, agrupados a partir de 1924 en la Unión Patriótica), a reforzar el proteccionismo estatal en favor de la industria nacional y a fomentar la construcción de grandes obras públicas.
Uno de sus mayores éxitos consistió en consolidar la presencia española en Marruecos mediante una victoria militar que puso fin a años de permanentes guerras y dificultades (como el «Desastre de Annual» de 1921, por el que se habían querido pedir responsabilidades a los militares y al propio rey, propiciando el golpe de Estado de 1923): el desembarco de Alhucemas (1925) formó parte de una operación combinada con el ejército francés para acabar con la rebelión de las cabilas del Rif. Si bien contradecía todas las ideas anteriores del dictador, fue un éxito tan significativo que animó a Primo de Rivera a institucionalizar su dictadura de forma duradera.
El Directorio Militar dio paso a un Directorio Civil (1925-30) y se reunió una Asamblea Nacional (1927) que elaboró un anteproyecto de Constitución (1929). Aquel simulacro de Parlamento no democrático, sin embargo, mostró la diversidad de posiciones políticas que había entre los seguidores de la dictadura, entre católicos conservadores de viejo cuño y corporativistas autoritarios atraídos por el fascismo. Divididas las huestes primorriveristas y enrarecidas las relaciones del dictador con el rey, no fueron capaces de afrontar el auge de la oposición, crecientemente unida y movilizada ante la amenaza de ver perpetuarse el régimen. Socialistas y republicanos se unieron en la campaña contra la dictadura, que amenazaba con arrastrar también a la Monarquía que la había apoyado; estudiantes, obreros e intelectuales se manifestaban en contra del régimen; y los propios militares conspiraban contra Primo de Rivera.
Finalmente, desautorizado por los altos mandos militares y por el rey, Primo de Rivera presentó su dimisión en 1930 y se exilió en París, no sin antes recomendar a Alfonso XIII algunos nombres de militares que podrían sucederle (entre ellos el general Berenguer, que asumió la presidencia). En París moría dos meses más tarde, en medio de una gran amargura y decepción por las ingratitudes recibidas. Su hijo mayor, José Antonio Primo de Rivera entraría en la política poco después para reivindicar la memoria de su padre, según dijo.

La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)

Expediente Picasso


El general de división Juan Picasso
El Expediente Picasso es el nombre con que conoce al informe redactado por el general de división Juan Picasso González, destinado en el Consejo Supremo de Guerra y Marina, en relación a los hechos acontecidos en la Comandancia General de Melilla en los meses de julio y agosto de 1921: el llamado Desastre de Annual y el abandono de las posiciones.
Tras el derrumbamiento militar, el Alto Comisario Dámaso Berenguer, trasladado a esta plaza, solicitó al ministro de la Guerra que un oficial general, nombrado por aquél, investigase los hechos y depurase las responsabilidades que hubiera lugar. Mediante la Real Orden de 4 de agosto de 1921 el vizconde de Eza, ministro de la Guerra, nombró al general Picasso para que investigara en la propia plaza de Melilla los hechos ocurridos, con la ayuda del auditor de brigada Juan Martínez de la Vega y Zegrí. Sin embargo, el desastre se reveló de tal envergadura que el gobierno de Allendesalazar se vio obligado a dimitir. En agosto de 1921, el rey Alfonso XIII encarga formar Gobierno a Antonio Maura, que nombró a Juan de la Cierva como ministro de la Guerra.
Picasso ya había comenzado sus investigaciones en Melilla, y el 15 de agosto envió al general Berenguer un escrito solicitando los planes de operaciones que habían guiado la actuación del general Silvestre y sus tropas. El general Berenguer, preocupado de que la investigación pudiese mostrar las responsabilidades del Alto Mando (concretamente, las suyas propias), trasladó el escrito al ministro de la Guerra el 20 de agosto, solicitando instrucciones al respecto y manifestando así mismo que no se consideraba autorizado a proporcionar tan información por ser materia reservada. Presionado el ministro, se dictó una nueva Real orden el 24 de agosto, aclarando al general Picasso que los acuerdos, planes o disposiciones del Alto Comisario quedaban fuera de sus investigaciones, y que debía limitarse a los hechos realizados por los jefes, oficiales y tropa para deducir responsabilidades en los casos en los que no se hubieran cumplido las obligaciones militares.
El 31 de agosto el general manifestó en carta al ministro su desacuerdo con la Real Orden, manifestando que se debía investigar sin exceptuar a nadie, incluidas las más altas instancias del mando, ya que no se podían concretar las responsabilidades a sucesos incidentales, consecuencia natural y obligada de los errores y desaciertos del mando. Ofrecía asimismo la posibilidad de que se le relevase de la comisión encargada para continuar su trabajo como representante militar español ante la Sociedad de Naciones.
Picasso decide no dimitir y se traslada a Melilla. Toma declaración a setenta y nueve personas, sólo en relación con Annual. Uno a uno, escribe «Muerto», «Desaparecido», «Presente» o «Plaza» junto a los nombres de los soldados y oficiales que se vieron envueltos en el Desastre. El 23 de enero de 1922, tras nueve meses de trabajo, el General regresa a Madrid con un abultado expediente de 2.433 folios. El 18 de abril el general entregó el expediente (y un resumen final redactado por él mismo) al Congreso.
Por Real Orden comunicada el 21 de abril, el Consejo Supremo de Guerra y Marina recibió el expediente, pasándolo el 24 de abril al fiscal militar, José García Moreno, que el 26 de junio lo devolvió al Consejo Supremo, pronunciándose por pasar lo actuado al reunido, en Sala de Justicia, por haber hallado indicios de responsabilidades penales, solicitando ratificar todos los testimonios y subsanar las deficiencias halladas; abrir expediente para detallar méritos y recompensas; y comunicar lo actuado al Ministerio de la Guerra. Dos días más tarde, el 28 de junio, el fiscal togado, Ángel Romanos, remitió un escrito al Consejo identificándose con el informe del fiscal militar.
El 6 de julio se reunió el Consejo Supremo en pleno, acordando pasar lo actuado al reunido, constituido en Sala de Justicia; rechazar la formación de expedientes de recompensas; y remitir al Ministerio de la Guerra una copia del expediente, del informe del fiscal militar y de los acuerdos del Consejo.
Se formó una Comisión parlamentaria de Responsabilidades, denominada de los «Diecinueve», y el 3 de noviembre de 1922 el ministro de la Guerra remitió al Presidente del Congreso de los Diputados una relación de testimonios deducidos del expediente y una serie de documentos y telegramas considerados de interés, que se completó el día 13 con siete documentos más. Durante ese mes hubo duros y exaltados debates en el Congreso, sobre lo ocurrido en Melilla, produciéndose filtraciones a la prensa, que indignaron a la opinión pública, pues se barajaba la cifra de 14.000 muertos (en la actualidad se calcula que la cifra de muertos en Annual es superior a los 20.000).[se requiere cita]
El 10 de julio de 1923 se constituyó la Segunda Comisión de Responsabilidades, formada por 21 diputados, que debía emitir una resolución en veintiún días. El 7 de agosto el general Berenguer fue llamado a declarar ante la Comisión, pero su condición de diputado impidió que la cosa fuese a mayores. El día 11 de agosto se negó a la Comisión las actas de la Junta de Defensa Nacional, y comenzó a rumorearse que el propio rey estaba implicado en el desatre. Ante el cariz que estaban tomando los acontecimientos y la falta de acuerdo de los miembros de la Comisión, acordaron convocar el Pleno de la Cámara para el 1 de octubre y que se efectuase una votación general sobre el asunto.
Sin embargo, el Pleno nunca llegó a reunirse: el 13 de septiembre el capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, se pronunció militarmente, disolvió las Cámaras y proclamó la Dictadura con el visto bueno del rey, finalizando así el proceso de depuración de responsabilidades.
Convencido de que Primo de Rivera quería destruirlo, el antiguo diputado Bernardo Mateo Sagasta Echevarría rescató el expediente de los archivos y lo ocultó en la Escuela Especial de Ingenieros Agrónomos, de la que era director. Allí permaneció hasta el advenimiento de la II República, pues, al parecer, Mateo Sagasta devolvió el Expediente al Congreso en 1931.
El rey fue procesado y condenado in absentia en las Cortes el 19 y el 20 de noviembre, condena que necesita ser estudiada a la luz de la intervención de documentos que hizo la Comisión de Responsabilidades en el domicilio de José Antonio Primo de Rivera, hijo del dictador. Se sabe que, tras abandonar el poder, Miguel Primo de Rivera había abandonado España en dirección a París con varias maletas de documentos. El Resumen elaborado por el propio Picasso fue enviado a las Cortes y fue publicado en 1931, al igual que los informes de la Comisión de Responsabilidades.
Durante la dictadura militar del general Franco nada se supo del famoso expediente. Diego Abad de Santillán prologó en 1976 una edición fuera de España (El Expediente Picasso, Buenos Aires, 1976).